miércoles, 30 de diciembre de 2015

Un paseo por el bosque ¿por la vida?

A lo largo de su carrera Robert Redford ha participado en varias películas que podríamos calificar como didácticas. Unas veces con más acierto que otras, ha ido buscando la forma de mostrarnos su forma de pensar y de afrontar la vida. “Un paseo por el bosque” es un paso más en la misma dirección, con una intención clara de enseñarnos que nunca es tarde para aprender de cualquier persona, incluso de uno mismo.
Los dos personajes son muy distintos y a la vez complementarios cuando comprenden que siendo buena persona es muy difícil no encontrar lugares comunes para una buena amistad. Es cierto que uno de ellos necesitaba asimilarlo más que el otro, hay un cierto ejercicio de modestia en Redford colocándose en el papel del arrogante, del que cree que el éxito y la sensatez le otorgan cierta superioridad moral. Incluso a su pareja le cuesta creer que se mantenga fiel a esa forma de ser hermética y ordenada, a esos principios que le hacen ir inmediatamente a decirle lo mucho que la quiere cuando se siente atraído por otra mujer; no le importa que le escuche un contestador, había más necesidad de decirlo que de ser escuchado. Termina comprendiendo que unas personas necesitan vencerse a sí mismas y otras simplemente aceptarse, y también valorando el esfuerzo de los que lo consiguen, de los que hacen saber su amistad y también de las grandes disculpas, ya saben, lo admirable no es el origen ni el destino, es el camino que se recorre.

Esperaba una gran película y me he encontrado una pequeña reflexión en voz alta, más que suficiente, hace tiempo que me he dado cuenta que un poco no lo es todo pero es mucho más que nada. Otra persona menos prudente me ha dicho: “é moi pouca cousa, pero ofender non ofende”. A lo mejor está bien definida, pero creo que no le ha prestado toda su atención o no ha sido capaz de conectar con las intenciones de la historia. No pienso hacer un análisis cinematográfico, no creo que buscaran ni la excelencia ni la trascendencia.

Con Paul Newman hubiera sido otra cosa, no por talento ni por enfoque, porque sabemos la historia de esa amistad, porque sabemos que Paul y Robert se admiraban mutuamente, y no solo en su faceta artística.
“He perdido un verdadero amigo, mi vida fue mejor solo por su presencia”, dijo Robert cuando Paul murió, no creo que se pueda decir algo mejor, aunque he de reconocer que incluso en esto Paul era un ejemplo: entrando en un restaurante escuchó como John Wayne, que comía en una de las mesas, con camaradería bramaba: “Hey Newman, ¿cómo va esa revolución?”, a lo que contestó: “¿Cómo la vamos a ganar, Duke, teniéndole enfrente?”. Hasta que leí esta anécdota no sabía que se podía convertir una provocación en una muestra de respeto.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Me va a costar

“Dos hombres y un destino” y “El golpe”: Como en otras ocasiones los títulos no fueron acertadamente traducidos, sobre todo en el primer caso, ¿Qué destino común pueden tener dos hombres? No voy a tratar en esta ocasión ese asunto, ni siquiera voy a hacer un análisis de las películas, esta vez toca hablar de la relación entre los dos actores protagonistas.
Se conocieron con el proyecto “Butch Cassidy & The Sundance Kid”, que arrancó con Steve McQueen en el papel de Butch y Paul Newman en el de Sundance. Los egos sumados a otras razones provocaron que McQueen fuera sustituido por Robert Redford no sin algunas voces en contra que aceptaron cambiando a Newman de personaje, el resto ya es historia. Para el bueno de Paul fue una suerte, comentaba en una entrevista hace años que no es habitual que una persona conozca a su mejor amigo pasados los cuarenta años, y que había sido muy afortunado al coincidir con “ordinary Bob”. Es cierto que también comentaba que mucho cuidado con sus recuerdos de esa época, ya que se había reunido esos mismos días con sus compañeros de la 2ª guerra mundial y no habían sido capaces de ponerse de acuerdo en casi nada de lo que allí había sucedido.
Al terminar una de las lecturas de guión a las que asistían Paul, Robert, Katharine Ross, William Goldman y George Roy Hill, el director le preguntó al guionista si no se sentía feo en esa sala. Yo les admiraba no solo por eso, ya que además de guapos, eran canallas, aventureros, tenían éxito y talento, y, por encima de todo eso, hacían que pareciera que cualquiera podría ser amigo suyo, y no hablo de Butch y Sundance. No soy el único, rodando “El golpe” salieron a la calle juntos cerca de la bolsa de Chicago y se colapsó el tráfico.
Su segunda y última película juntos no defraudó las altas expectativas que había abierto el western, se trata de otra obra maestra, el final está entre mis preferidos, muy parecido al de “Los profesionales”, otra entre mis imprescindibles.
En contra de lo que piensa la mayoría, estuvieron distanciados unos años después de esa época, Redford quería que protagonizaran juntos una historia sobre una pareja de homosexuales que nunca convenció a Paul, algo en lo que Robert creía ver perjuicios, creo que nunca sabremos si lo eran. Aun así y como toda buena amistad que se precie, pasado un tiempo superaron esa diferencia y ya solo la muerte rompió el vínculo, lo que hizo que muchos estuviéramos mucho tiempo esperando un nuevo proyecto juntos. Nunca llegó, hace unos años estuvo muy cerca, Redford descubrió un guión sobre dos viejos que pasean por las montañas y ambos estaban dispuestos a protagonizarlo. Nunca olvidaré la rueda de prensa en la que Robert explicaba que debían abandonar la idea porque a Paul se le olvidaban los diálogos (me hubiera gustado poner aquí el enlace, no lo he encontrado), un Paul que estaba presente, con la piel rosada y la barba blanca, observaba como su amigo explicaba sus limitaciones con admiración, creando una situación solo posible entre dos personas que se quieren de verdad. Marlon Brando dijo una vez que todos los días se masturbaban pensando en el cincuenta millones de mujeres y algún que otro hombre; poseo y he leído varias biografías de Paul Newman, he visto varios documentales sobre su vida y su trabajo y reviso muchas de sus películas cada pocos meses, supongo que según la afirmación de Brando estoy lo más cerca que un hombre heterosexual puede estar a Paul…, y a Sully, y a Butch, y a Luke, y a Gondorff, y a Eddie
Por todo esto me va a costar mucho ver “Un paseo por el bosque”. Confío en Nick Nolte, a pesar de sus habituales excesos interpretativos, seguro que está a la altura, pero para algunos esta película no era solo un nuevo proyecto entre Paul y Robert, que ya no es poco, era la constatación de que esa amistad, tardía y atropellada, había llegado a la vejez, que es a dónde las buenas amistades deben llegar, ¡Leñe! ¡Queríamos ver a nuestros amigos en una aventura otra vez!¡Juntos!¡Y viejos! Si casi sería como salvar a Butch y a Sundance. Todavía no se si el día que me enteré de la muerte de Paul lloré más por el o por esa amistad. En "El río de la vida", y utilizando una historia de Norman Maclean, Redford creo que fue de capaz de contar que, con dos formas de ser completamente distintas, dos personas pueden ser el mejor amigo o hermano que ambos pudieran desear.

Carl Roebuck: “Cuando sea mayor quiero ser como tú”
Sully: “No desesperes, a mí tampoco me salió al principio, aunque no llevas muy buen camino”

miércoles, 28 de octubre de 2015

Innisfree

El mejor director de westerns y quizá del cine, al que se le atribuye haber rodado el mejor de la historia además del que es mi favorito en este género (en ese segundo caso me gusta pensar que se trata de cine negro) se llevó cuatro Oscar por películas que nada tenían que ver con indios y vaqueros. Hace unos días se murió con noventa y cinco años Maureen O’Hara, protagonista de dos de ellas: “El hombre tranquilo” y “¡Que verde era mi valle!”. Adoro las dos cintas, aunque no puedo evitar sentir cierta predilección por la primera: por los personajes, por el tamaño del pueblo en el que transcurre la historia, por la temática, por disfrutar al Duke en un papel romántico, por…
Todo lo que sucede le transporta a uno a la infancia: las peleas no tienen consecuencias más allá de unas magulladuras, el personaje que ofrece ayuda a pesar de no conocer de nada al protagonista, la forma en la que juzgan al recién llegado solo por la familia a la que pertenece, etc. Discrepo con la etiqueta de machista que se ha colgado en varias ocasiones a la historia, creo que hay que pensar que está ambientada en los años treinta del siglo pasado, y además incluso en ese caso yo no lo aprecio en las acusaciones habituales tanto como en que me molesta un poco que el personaje femenino sea irascible y malencarado mientras la relación no se afianza, y tanto amable como alegre en cuanto esta se consolida, en fin, supuestas feministas actuales siguen cantando que si quieres ver a una chica feliz tienes que colocarle un anillo en el dedo, y es casi imposible recuperar del fundamentalismo a aquellos que quieren ver fantasmas por todas partes.
Curiosamente no ha sido la muerte de la "pelirroja con todas las consecuencias" lo que me ha recordado la película, lo que recordé en ese momento fue la escena de “¡Que verde era mi valle!” en la que ella baja la cuesta después de la boda y el viento levanta el velo haciendo una de las que a mi juicio está entre las más bellas imágenes de la historia del cine. Es curioso saber que la crítica atribuyó esa belleza a la “flor” de Ford, O´Hara contaría años después que tuvo que repetir la escena hasta que se consiguió el efecto que el director buscaba. Lo que me ha recordado y llevado otra vez a “El hombre tranquilo” ha sido una noticia en la prensa:
Una de mis escenas favoritas es aquella en la que todos, tan católicos ellos, incluido el párroco, vitorean al reverendo protestante ante su obispo para que no sea trasladado, es un buen tipo y le quieren allí aunque apenas tenga tres feligreses. El pueblo es maravilloso, y entre los cinéfilos suele ser habitual la pregunta: “¿has encontrado ya tu Innisfree?” Hace unos días una madre decidió adelantar la navidad porque a su hijo le habían diagnosticado un cáncer terminal y no llegaría a las fiestas. Se apuntó toda la familia y poco a poco ha terminado involucrada toda la comunidad, celebrando una navidad por todo lo alto a veinticuatro de octubre. Si eso no es Innisfree que baje John Ford y lo vea.

Por cierto, seguro que por allí vive alguien feo, fuerte y formal, el pueblo se llama St. George.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Orgullo

Siento una conexión especial con la canción “Pride (in the name of love)” de U2 desde que era un adolescente. Me encantan su exuberancia, su estupenda letra (..te quitaron la vida porque no podían quitarte el orgullo…) y lo bien que funciona en directo. Además, la fecha a la que hace referencia por el asesinato de Martin Luther King “temprano por la mañana” es un día especial. Por cierto, el hotel en el que mataron al pastor solía ser el elegido por mis admirados Allman Brothers Band porque era el único multirracial de la zona, si algún día me paso y todavía existe, tengo claro donde quiero dormir.

Ahora se ha puesto de moda entre los guardianes de la autenticidad despreciar el trabajo de Bono & Co. Ningún problema, ya decía Borges que nunca nos retratamos tanto como cuando hablamos de los demás y ya lo han intentado en otras ocasiones, desdiciéndose sin rubor cuando la evidencia desmonta sus argumentos. U2 han publicado algunas obras maestras y varios buenos discos (entre los que creo que está el más reciente). También han reconducido su carrera y su sonido en varias ocasiones, arriesgando con sus propuestas y sus puestas en escena, y por supuesto han dado cientos de conciertos magistrales por todo el mundo. No pretendo estar de acuerdo en todo con todo el mundo, tampoco con U2 y menos con Bono, pero ninguna actitud ni suya ni de sus críticos me impediría disfrutar de su música y de su directo, aunque cometan errores puntuales como dejar subir al escenario a algunos bufones con afán de exclusividad y protagonismo o no posponer la gira a pesar del evidente bajo estado de forma del cantante (provocado por un accidente en bicicleta), porque siempre voy a encontrar más argumentos a favor; en este caso por ejemplo el disco que presentan y el repertorio, en el que está incluida la canción que nos ocupa, y que no tuvimos la suerte de disfrutar cuando les vimos hace cinco años en San Sebastián.

Por favor no permitan que estos supuestos jueces del talento les quiten la ilusión de poder disfrutar de cualquier artista que les haya hecho pasar un buen rato o incluso superar con menos pesar momentos difíciles de su existencia, sacándoles una sonrisa o creando el ambiente necesario para su estado de ánimo. Uno de ellos hace ya más de veinticinco años despreció mis esperanzados esfuerzos para ahorrar el dinero suficiente y poder desplazarme a ver en directo a The Rolling Stones, según él eran unos viejos patéticos. Mick y Keith rondaban los cuarenta y siete y dieron un estupendo concierto, comparable a los que da ahora Wilco, con un Jeff Tweedy que ya ha cumplido los cuarenta y ocho, y con el mismo erudito asegurando sin rubor que es el mejor músico actual en escena ¿?¿?¿? ¡Ay las hemerotecas! Recuerden que Mark Twain tenía razón cuando decía "dentro de veinte años lamentarás más las cosas que no hiciste que las que hiciste" y que aunque parece que estos artistas vienen muy a menudo no es así, hace ya cinco años de la última visita. No se ustedes, yo tengo suficiente con haberme perdido a The Beatles, Elvis Presley, Sam Cooke y otros muchos.

Como siempre, solo pretendo reflexionar, el talento es cosa de otros, bueno el talento y a veces más virtudes: Durante una gira por USA un racista amenazó con asesinar a Bono durante la interpretación de la mencionada canción en Arizona, el FBI informó de que el caso era especialmente preocupante pero el grupo decidió que debían actuar e interpretar la canción porque no podían ceder ante esa clase de chantaje, sobre todo pensando en el significado de la letra. Bono no pudo evitar cerrar los ojos para cantar la estrofa más famosa, cuando los abrió, Adam Clayton estaba de pie delante de él. Ahora, y a pesar de que los involucrados lo han contado en una biografía, hay quien cuestiona que el episodio sucediera, pero ya se imaginarán lo que decidiría yo si tuviera que elegir entre la verdad y la leyenda.

jueves, 1 de octubre de 2015

Dan Baird

El próximo lunes son las fiestas en honor al patrón en mi pueblo, están todos invitados.

martes, 18 de agosto de 2015

Vamos a necesitar un articulista más grande

Steven Spielberg considera que “Centauros del desierto” es la mejor película de la historia. Decía John Ford que hacía películas del oeste incluso cuando no eran películas del oeste. Bien, creo que una de las veces que más se acercó Spielberg fue con “Tiburón” que me parece el mismo caso, un western disfrazado, y allá van las razones:

• Un jefe de policía recién llegado a la ciudad: el sheriff (Spielberg rechazó a Charlton Heston porque pensaba que era demasiado bueno para el papel).
• La ciudad es una isla: rodeada de agua en vez de la arena del desierto.
• Un monstruo que aparece para perturbar la paz de la cuidad: el forajido.
• Un oceanógrafo que viene a echar una mano: el cazarrecompensas (el nota llegó a hacer el casting).
• Un viejo pescador que se ofrece a matar al monstruo por dinero aunque no sea esta la verdadera razón: el viejo pistolero con una deuda pendiente.
• Un desenlace con el monstruo y el jefe de policía solos el uno contra el otro: el duelo.

Que el primer director elegido por el estudio y los productores fuera John Sturges demuestra que pensaban en una película de aventuras.

La película me parece magistral, por supuesto por lo más obvio, y principalmente por aquello que interpreto, como siempre.

Entre lo más obvio está por ejemplo el suspense creado retrasando la primera aparición del monstruo, no importa cuales fueran las razones, o el uso magistral de la música, a pesar de que la primera vez que las escuchó Spielberg pensara que se trataba de una broma; las pocas notas que anuncian el inminente peligro contrastan con la riqueza y la alegría de la melodía aventurera cuando persiguen al monstruo una vez que consiguen clavarle los arpones con bidones atados. Cuando Spielberg le enseñó la película a John Williams para que hiciera la música este le dijo; "Necesitas un compositor mucho mejor que yo para conseguir la música adecuada", a lo que el bueno de Steven contestó; "Lo sé, pero están todos muertos". Impresionante la escena del primer ataque del monstruo en la playa, el jefe de policía ordenando a la gente salir del agua y consiguiendo que realmente entren más personas por todos los padres que van a sacar a sus hijos.


Lo que interpreto en algunas de las escenas:

• La madre del niño muerto en la playa le afea al jefe de policía no haber cerrado las playas a pesar de haber una víctima anterior. Parece una escena de reproche, de petición de cuentas, yo creo que es una advertencia, una de las frases que le dice es: “Haga lo que haga ahora ya no servirá de nada, mi hijo ya está muerto”, creo que lo que quiere transmitir aquí es que no se le ocurra irse y dejar el problema sin solucionar, que parece la opción más apetecible para un tipo al que no le gusta el mar y que huyó de New York por el alto índice de peligrosidad, ya que ni resolviéndolo su cuenta quedará saldada.

• También creo que Quint, maravillosamente interpretado por Robert Shaw (Robert Duvall fue rechazado, a Lee Marvin aceptar le suponía renunciar a sus vacaciones y no le apeteció, y Sterling Hayden no pudo por problemas fiscales), no busca únicamente la recompensa como puede parecer. Hace años leí en el periódico local de mi ciudad una entrevista a un hombre que aseguraba no haber superado todavía el haber sido el único superviviente de un naufragio cuando tenía nueve años, no entendía haber sido el elegido cuando todos los demás tenían cargas familiares. Bien, creo que Quint no había superado el haber sobrevivido al ataque de los tiburones que sufrieron los náufragos del Indianapolis, ni haber visto a unos quinientos de sus compañeros morir de una forma tan cruel, de ahí que para él enfrentarse al monstruo y morir contribuyendo a matarle era saldar una deuda pendiente. De hecho la primera aparición de Quint iba a ser en un cine viendo "Moby Dick", Gregory Peck, dueño de los derechos de la cinta no dio su permiso, nunca le gustaron ni la película ni su interpretación. Robert Shaw participó en la escritura del monólogo en el que el personaje lo cuenta, y como casi siempre lo más bonito es lo que no se dice: cuando Quint después de una discusión alegórica con Hooper sobre quién tiene las cicatrices más grandes, empieza a hablar y nombra el barco, este último exclama "¡¿Estuvo en el Indianápolis?!" más admirado que buscando confirmación; no vuelve a interrumpirle, sabe que nada de lo que el pueda aportar suavizará el terrible relato, y todo el que ha pasado por una experiencia así merece ser escuchado.


Es digno de la épica de John Huston la forma en que hicieron referencia a un hecho real haciéndolo inmortal al exponerlo en un medio al que accederán muchas más personas de las que suelen hacerlo a los libros de historia.

Una de las curiosidades del proyecto es que uno de los guionistas rechazó ser acreditado, le daba verguenza que un dramaturgo como el, autor de "La gran esperanza blanca", fuera relacionado con esa clase de trabajo, aunque ya había trabajado en las dos primeras películas de Kubrick; solucionó parte de los problemas narrativos, respetaré su ignominia, además, las genialidades pueden surgir en cualquier momento si se tiene el talento necesario: la frase más recordada de la película "Vamos a necesitar un barco más grande", fue improvisada por Roy Scheider. En contrapartida, la anécdota divertida es que en el rodaje al monstruo se le llamaba Bruce, como el abogado de Spielberg; le hicieron un bonito homenaje en "Buscando a Nemo".

Me pregunto si "Tiburón" es un western porque hay varias circunstancias que me llevan a esa etiqueta, creo que me quedo corto. Todo lo que he ido contando después hace que la considere una obra maestra, que trascienden a algo más, son un género en si mismas.

jueves, 30 de julio de 2015

El Coronel si tiene quién le escriba

Decía un sabio bastante melómano que a veces los sueños se convierten en concierto, puede ser, claro.
Si creyese en las jerarquías militares no tendría duda de que al apodo El Coronel que le pusieron hace décadas a Steve Cropper le faltan varios grados para que se haga justicia a su gusto, a su saber hacer y sobre todo a su biografía.
El manager de Elvis Presley era conocido por el mismo apodo pero como diría The Stranger: “esa es otra historia y la contaremos en otra ocasión”.
Volvamos a Cropper: empezó su carrera formando parte de los maravillosos Booker T. & The MG`s, a los que John Fogerty definió como “la mejor banda del mundo”, cuando compartió escenario con ellos en una pequeña gira hace unos años. Nosotros tuvimos la suerte de verles como banda de acompañamiendo de Neil Young en el ya legendario “Concierto de los 1000 años” en 1993 y creo que el bueno de Fogerty no andaba desencaminado con su afirmación. Aquello dio para anécdota: salieron sin Neil Young y arrancaron con la maravillosa “Green Onions”, probablemente el mejor tema instrumental de la historia del rock&roll. El público no reconoció ni a la banda ni al tema, y se dedicaron a silbar exigiendo la presencia de Young, la euforia de lo que venía les impedía disfrutar la maestría de lo que ya estaba. Mi primo y yo gritamos un poco al principio (“¡¡¡Son Booker T. & The MG´s!!!” – “¡¡¡Es Green Onions!!!), era inútil, disfrutamos el tema todo lo que pudimos preguntándonos si se habría caído alguien del cartel y venían de sustitutos, ya que en aquellos tiempos no se disponía de acceso a internet y la información musical solo podía conseguirse a través de la prensa especializada, lo que ocasionaba a veces sorpresas en los festivales de este tipo.
Booker T. & The MG´s eran la banda de estudio del sello Stax en los 60, por lo que son los músicos que escuchamos en muchos de los clásicos atemporales del soul. El Coronel incluso participó en la composición de muchos de ellos: “(Sittin´on) The dock of the bay”, “Knock on Wood”, “Soul man”, “In the midnight hour”, “634-5789” y como productor en muchos otros “Think”, “Respect”, “Hold on, Im coming”… De su trabajo como guitarrista poco se puede decir, creo que es el mejor y más reconocible guitarrista rítmico, su sonido más que acompañar parece que hace los coros a la voz principal, con esa cadencia tan melódica como elegante. La revista Rolling Stone le incluyó en la lista de los 100 mejores guitarristas de la historia en el puesto 39, no doy demasiada importancia a estos rankings, además revistas más técnicas suelen situarle mucho más arriba, por ejemplo Mojo le situó en el podio con Jimi Hendrix y Peter Green, una valoración con la que me siento mucho más cómodo.
Cropper paso a ser una de las personas más reclamadas como guitarrista y productor por todo tipo de artistas: Mancini, Rufus Thomas, Dusty Springfield, Free, Buddy Guy, Tom Jones, Steppenwolf, Sergio Mendes, Eric Clapton, Grand Funk, John Lennon, T. Rex, Rod Stewart, etc. He dejado el enlace por si son capaces de asumirlo sin marearse abrumados, yo no puedo.
A finales de los setenta llegó el proyecto que le dio popularidad, la banda de acompañamiento a The Blues Brothers creados por John Belushi y Dan Aykroyd para el programa "Saturday Night live": The Blues Brothers Band, banda que participaba en la película “The Blues Brothers” como un personaje más de la gamberrada. En otra ocasión intenté explicar lo que esa película significa para mí, el recuerdo de la primera vez que la vi es una de mis más preciadas posesiones inmateriales, por varias razones.
Dan Aykroyd y John Landis pusieron en marcha años después una segunda parte en la que veo un homenaje y no una secuela. Aykroyd estuvo en un programa de televisión para promocionarla y le preguntaron cómo hacían para conseguir que participaran tantas estrellas de la música: “No tenemos que hacer nada, tenemos al Coronel". Está claro que cuando el Coronel llama, el rock & roll se pone.
El 18 de agosto The Blues Brothers Band tocarán en la plaza de María Pita, con algunas bajas pero con presencias lo suficientemente legendarias para que allí estemos, debidamente uniformados, firmes y respetuosos con la jerarquía, que esta vez no es establecida, es ganada a pulso, y nunca mejor dicho.

martes, 21 de julio de 2015

La Quintana

La plaza de la Quintana en Santiago es ya uno de esos sitios que se han convertido en recinto perfecto para un concierto sin haber sido construídos para ello. Allí hemos podido disfrutar a algunos de nuestros músicos favoritos, que aunque se quejan de lo difícil que es acoplar el sonido a toda esa piedra, agradecen poder formar parte durante un par de horas de ese entorno.





El jueves 23 de julio Imelda May será la encargada de hacer que esa plaza sea otra vez el mejor sitio para pasar un anochecer de julio en Galicia, y además gratis. Hay un momento de "En la carretera" en el que Dean Moriarty es recogido como autoestopista por un camionero del que comenta algo así como: "era un tío un poco pesado, pero me caía bien, contaba las cosas con ilusión". Eso es lo que nos encontraremos en el concierto del miércoles: pasión, entrega, una imagen que denota una personalidad arrolladora, gusto por el rock and roll clásico y sobre todo ilusión, porque de todo ello tiene de sobra esta artista puede que nacida fuera de tiempo, pero con el carisma suficiente para que prestemos atención a su discurso.

Me voy a tomar la libertad de recomendar que no se la pierdan, por unos y otros motivos no se arrepentirán.

lunes, 22 de junio de 2015

Print the legend

Una durante las noches más largas del año, otro durante los días más largos del año.

Si tienes que elegir entre la verdad y la leyenda:
IMPRIME LA LEYENDA.

martes, 5 de mayo de 2015

Las relaciones

Una de mis más antiguas reflexiones sobre cine es aquella que me lleva a relacionar películas que en principio parece que no debieran tener nada que ver a no ser por la posible influencia de la más antigua. No relacionar del tipo “también te puede interesar” de cualquier red social o del tipo “artistas de referencia” tan recurrido para criticar un primer disco. No, relacionar al máximo nivel, ese en el que creo que “Forrest Gump” es la segunda parte de “Pequeño gran hombre”, “El nombre de la rosa” es la precuela de “Sherlock”, aunque aquí el que liga es Watson, o “alguien voló sobre el nido del cuco” un spin-off de “easy rider”. Además de estos mi mente ha construido muchos casos, unos ejemplos:

• “Cinema Paradiso” es la versión europea de “La última película”

• Scorsese jugó con esa idea desarrollando los personajes de “Goodfellas” en “Casino”, yo creo incluso que los mismos personajes venían de “Érase una vez en America” de Sergio Leone

• “Brubaker” es el director de la prisión de “La milla verde”

Así, estos días he visto una película que me he etiquetado inmediatamente como la segunda parte de “La dolce vita” de Fellini. Se trata de “La gran belleza” y además de ver claramente a Marcello de mayor he podido ver a otros personajes también desarrollados, también decadentes. Quizá incluso sea el protagonista el menos golpeado porque se acepta a sí mismo, se encuadra en su destino buscado o no y no pretende otra suerte, esquivada o no. El personaje es usado para disparar a diestro y siniestro sin tener ni siquiera que apretar el gatillo, poniendo siempre una elegante disculpa en el contexto para que pueda dar rienda suelta al profesional del cinismo que es. Da la impresión de que sus largos paseos por la Roma que amanece vacía y bella son en solitario porque no es capaz de aguantar a nadie para compartir algo así. Su vida es como un tren eléctrico que pasa continuamente por los mismos puntos, placenteros y maravillosos, pero completamente vacíos en cuanto a estímulo. Al principio vemos una fiesta en la que todos bailan acompasados, él se sale y empieza a bailar por su cuenta, pero todo le arrastra otra vez con irresistible encanto a sus privilegios de personaje de la clase alta, de la élite.
Hay varias escenas grandiosas, como aquella en la que un cardenal abandona una fiesta en un Rolls Roice u otra en la que nos cuenta que “beberá mucho, pero no hasta encontrarse mal”. También es ejemplar la forma en la que la pareja de nobles que uno puede identificar inmediatamente como los protagonistas de “Vacaciones en Roma”, se sorprende de que alguien se acuerde de ellos cuando oye sonar el teléfono, u otra en la que ante la pregunta de a qué se dedica una de sus amigas contesta “soy rica”. Me gusta mucho también la forma de mostrar su desprecio en el funeral, habiendo adelantado de algún modo las muchas formas que el saber estar tiene de hacer daño, y todavía me gusta más la forma que encontraron de mostrar en una misma amenaza presuntuosidad y modestia: "Para ya, estás alimentando mi ego de un modo muy imprudente".
Como a Flaubert, al personaje le gustaría escribir un libro sobre la nada, no se le ocurre la forma. Yo tampoco podría, aunque entiendo lo que sería la nada para mí y la película me ha ayudado a ello: Sería que no existiera nada que me importara.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Creo que hubiera sido algo así

Quijote: Parece que han encontrado unos huesos importantes.
Sancho: Vuestra merced, si son importantes harán una buena sopa.

jueves, 26 de febrero de 2015

Me contradigo

Abarco muy pocos temas en mis reflexiones aquí, me parece más elegante que se me descubra a través de los temas a los que les dedico esfuerzo y tiempo que querer dar la impresión de que hablo o se de muchos temas distintos para al final hacer un blog que trata única y exclusivamente de uno mismo. No quiero hacerle perder el tiempo a nadie porque no me gusta que me lo hagan perder a mí, puro egoismo. Antes de publicar me documento y trabajo mucho el texto. Además mi talento es escaso por no decir inexistente o por lo menos ausente en muchas ocasiones, por lo que suelo recurrir a frases o reflexiones de otros para poder exponer con claridad lo que quiero. De un modo u otro indico simpre la fuente, para los más curiosos y también para no apropiarme de lo ajeno.

Ahora por primera vez y creo que sin que sirva de precedente voy a publicar íntegro un texto de otra persona, y como seguramente no podía ser de otra forma es de Bob Dylan. Hace unos días la organización MusiCares reconoció a Bob Dylan como Person of the Year y en su discurso tuvieron sitio los agradecimientos y los reproches, la admiración y el desprecio, la comprensión y la intolerancia, el halago y la crítica, todo, como casi siempre. Hace ya treinta y cinco años nos decía que teníamos que creer en algo, yo tengo claro en lo que creo. Allá va, es un poco largo y gana bastante viendo la puesta en escena del trobador, pero por escrito tampoco tiene desperdicio:

Hay unas cuantas personas a las que debemos dar las gracias esta noche por hacer posible este gran evento. Neil Portnow, Dana Tamarkin, Rob Light, Brian Greenbaum, Don Was. Y yo también querría agradecer al Presidente Carter por su presencia. Ha sido una larga noche y no quiero hablar demasiado, pero diré unas cuantas cosas.
Estoy contento por el hecho de que mis canciones sean objeto de un honor como éste. Pero ya sabéis, no han llegado solas hasta aquí. Ha sido un largo camino y ha habido muchas cosas que hacer. Mis canciones son como historias de misterio, del tipo que Shakespeare veía cuando iba haciéndose mayor. Creo que podríais seguir el rastro de lo que hago hasta ese extremo.Estaban fuera de lo convencional entonces, creo que están fuera de lo convencional ahora. Y suenan como si hubieran viajado con los pies en el suelo.
Debería mencionar a unas pocas personas que, a lo largo del tiempo, contribuyeron a que esto fuera posible. Sé que debo mencionar a John Hammond, gran cazatalentos de Columbia Records. Él me consiguió un contrato con ese sello cuando yo no era nadie. Puso toda su fe en ello, y se expuso a un gran ridículo, pero él era su propio dueño y tenía coraje. Y por eso le estaré siempre agradecido. La última persona que descubrió antes que a mí fue Aretha Franklin, y antes, Count Basie, Billie Holiday y un montón más de artistas. Ninguno era un artista comercial. Las modas no le importaban a John, y yo era muy poco, poquísimo, comercial pero él no me abandonó. Creía en mi talento y eso es todo lo que importa. No puedo darle suficientes gracias por eso. Lou Levy llevaba Leeds Music, y ellos fueron los que publicaron mis primeras canciones, pero no duré mucho ahí. El propio Levy, estuvo ahí hace mucho mucho tiempo. Me hizo firmar con esa compañía y grabó mis canciones, y yo las canté delante de una grabadora. Me habló con franqueza, no había precedente de lo que estaba haciendo, que yo iba adelantado a mi tiempo o atrasado. Y si yo le llegaba con una canción como “Stardust”, él la habría rechazado porque era demasiado tarde para eso. Me dijo que si yo andaba adelantado a mi tiempo y no estaba en realidad seguro de ello, pero si eso estaba sucediendo y era verdad, al público le costaría normalmente tres o cuatro años pillar lo que hacía debía estar preparado. Y eso sucedió. El problema era que cuando el público lo pillaba yo ya andaba tres o cinco años por delante de eso, así que la cosa se complicaba. Pero él me dio coraje y no hizo ningún juicio de mí, y lo recordaré siempre por ello.
Artie Mogull de Witmark Music me fichó después para su compañía y me dijo que sólo siguiera escribiendo canciones, no importaba sobre qué, que continuaría estando en el meollo de algo. Bueno, también estuvo pendiente de mí y siempre estaba impaciente por lo siguiente que le iba a entregar. Antes de eso ni siquiera pensaba en mí como autor de canciones. También le estaré siempre agradecido por su actitud. Tengo que mencionar a algunos de los primeros artistas
que grabaron mis canciones, muy pero que muy pronto, sin que nadie se lo pidiera. Simplemente había algo en ellas que les hizo sentir que les iban bien. Tengo que decir gracias a Peter, Paul and Mary, a todos los cuales conocía por separado antes de que se convirtieran en un grupo. Ni siquiera había pensado en mí como autor de canciones para que otros las cantaran pero estaba empezando a suceder y no pudo haber sucedido a, o con, mejor grupo.
Cogieron una canción mía que había sido grabada antes de que estuviera enterrada en una de mis grabaciones y la convirtieron en una canción de éxito. No en la manera en la que yo lo hubiera hecho ellos le dieron la vuelta. Pero desde entonces cientos de personas la han grabado y no creo que eso hubiera pasado si no hubiera sido por ellos. Definitivamente para mí supusieron el principio de algo. The Byrds, the Turtles, Sonny & Cher, convirtieron algunas de mis canciones en éxitos del Top 10 pero yo no escribía canciones pop, y realmente no quería hacerlo pero fue bueno que sucediera. Sus versiones de las canciones eran como cuñas publicitarias pero no me importa en realidad porque cincuenta años después mis canciones están siendo usadas en cuñas publicitarias. Así que también fue bueno y me alegro de que lo hicieran. Purvis Staples and the Staple Singers, mucho antes de que estuvieran en Stax estuvieron en Epic y fueron uno de mis grupos favoritos de todos los tiempos. Los conocí en el ’62 o en el ’63. Escucharon mis canciones en directo y Purvis quiso grabar tres o cuatro de ellas y lo hizo con The Staples Singers. Ellos eran el tipo de artistas que yo quería que grabara mis canciones. Nina Simone. Solía cruzarme con ella en NYC en el club Village Gate. Estos eran los artistas a los que yo prestaba atención. Grabó algunas de mis canciones y las aprendió directamente de mí. Era una artista total, al piano y cantando. Una mujer muy fuerte, muy franca. El hecho de que ella estaba grabando mis canciones daba sentido a cada cosa en la que yo estaba metido. Oh, y no puedo olvidarme de Jimi Hendrix. Vi a Jimi Hendrix actuar, de hecho, en una banda llamada Jimmy James and the Blue Flames, algo así. Y Jimi ni siquiera cantaba. Sólo era el guitarrista. Cogió algúnas pequeñas canciones mías a las que nadie prestaba ninguna atención y las hizo explotar en los lejanos límites de la estratosfera y las convirtió en clásicos. Tengo que dar las gracias a Jimi, también. Ojalá estuviera aquí. Johnny Cash grabó algunas de mis canciones bien pronto, también, como en el ’63, cuando era todo pellejo y huesos. Viajó mucho, viajó duro, pero era uno de mis héroes. Solía escuchar varias de sus canciones cuando era adolescente. Me las sabía mejor que las propias mías. “Big River,” “I Walk the Line.” “How high’s the water, Mama?”. Escribí “It’s Alright Ma (I’m Only Bleeding)” con esa canción reverberando en mi cabeza. Todavía me pregunto, “¿Cuán profunda está el agua, tía?”. Johnny era un carácter intenso. Vio cómo esa gente andaba poniéndome verde por tocar música eléctrica y envió cartas a revistas llamándoles la atención y diciendo que se callaran y le dejaran cantar. En el mundo de Johnny Cash -drama sureño explícito- ese tipo de cosas no existía. Nadie le decía a nadie qué cantar o qué no cantar. Simplemente, no hacían ese tipo de cosas. Siempre le estaré agradecido por eso. Johnny Cash fue un gigante, el hombre de negro. Y siempre estimaré la amistad que mantuvimos hasta el día en que los días dejaron de existir. Oh, y cometería una negligencia si no nombro a Joan Baez. Ella era la reina de la música folk, entonces y ahora. Le cogió gusto a mis canciones y me llevó con ella a dar conciertos, donde había multitudes de miles de personas cautivadas con su belleza y su voz. La gente iba y decía, “¿qué estás haciendo con ese vagabundo guarrete y desarrapado?”. Y ella respondía a cualquiera en términos bien claros: “Más vale que te calles y escuches sus canciones”. Incluso tocamos unas pocas juntos. Joan Baez es tan resuelta como se puede ser. Un amor. Y es un espíritu libre, independiente. Nadie puede decirle qué hay que hacer si ella no quiere hacerlo. Aprendí un montón de cosas de ella. Una mujer de devastadora honestidad. Y por esa clase de amor y devoción nunca podré pagarle mi deuda. Esas canciones no salieron del aire sin más. Yo no me las saqué simplemente de la chistera. De forma contraria a lo que Lou Levy dijo, había un precedente. Venía todo de la música tradicional: música folk tradicional, rock and roll tradicional y tradicionales orquestas de big band swing. Aprendí letras y cómo escribirlas escuchándolas de canciones folk. Y las tocaba y conocí a otra gente que las tocaba tiempo atrás cuando nadie lo hacía. No cantaba nada más que estas canciones folk y me dieron el código para cada cosa que implica juego limpio, que todo pertenece a todos. Durante tres o cuatro años todo lo que escuché fueron canciones tipicas de folk. Me iba a dormir cantando canciones folk. Las cantaba en todos sitios, clubs, fiestas, bares, cafeterías, campos de juego, festivales. Y conocí todo el tiempo a otros cantantes que hacían lo mismo y aprendíamos canciones unos de otros. Podía aprender una canción y cantarla a la hora siguiente con escucharla una sola vez. Si cantáis “John Henry” tantas veces como yo –“John Henry era un hombre de acero fundido / Murió con un martillo en la mano / John Henry dijo que un hombre no es nada más que un hombre / Antes de dejar que esa máquina de vapor me arrastre / moriré con ese martillo en la mano”–,si tú hubieras cantado esa canción tantas veces como yo hice, habrías escrito también ¿Cuántos caminos debe un hombre recorrer?”. Big Bill Broonzy tenía una canción llamada “Key to the Highway”: “Tengo una llave para la autopista / Me han amonestado y estoy listo para partir / Voy a dejar esto corriendo porque al caminar se va despacio”. “Georgia Sam, tenía una nariz sanguinolenta/ el Departamento de asuntos sociales no le quería dar ropas, le preguntó al pobre Howard, “¿Dónde puedo ir?”/ Howard le dijo, “Que yo sepa sólo hay un lugar”/ Sam dijo, “Tío, dímelo rápido, tengo que escapar.” / El viejo Howard tan sólo señaló con su pistola, / y dijo, “Aquél camino baja a la Autopista 61”. Habríais escrito eso también si hubierais cantado “Key to the Highway” tantas veces como yo. “No hace falta sentarse y llorar / Tú seras un ángel para siempre / Zarpad, señoritas, zarpad”. “Oh, zarpo de viaje, amor mío”. “Boots of Spanish Leather”, Sheryl Crow acaba de cantarla.
“Enrolla el algodón, oh yeah, enrolla el algodón / Diez dólares al día es lo que cobra un hombre blanco / Un dólar al día lo que cobra un negro / Enrolla el algodón”. Si vosotros cantáis esa canción tantas veces como yo, también habríais escrito “ Nunca más voy a trabajaren la granja de Maggie”. Canté un montón de canciones del tipo “Venid todos”. Hay cantidad de ellas. Hay un número tal que es difícil contarlas. “Venid, jóvenes, y escuchad mi historia / Os contaré mis problemas en el viejo camino de Chisholm”. O “Venid todos, buena gente, escuchad mi narración / del destino de Floyd Collins un tipo que todos conocemos bien / El destino de Floyd Collins, un tipo que todos conocemos bien”. “Venid todas bellas y tiernas damas / cuidado en cómo cortejáis a vuestros hombres / Son como una estrella en la mañana de verano / Primero aparecen y al momento se han marchado”. “Si venis por aquí, gente / Una historia contaré / Sobre Pretty Boy Floyd, un forajido / Oklahoma lo conoce bien”. Si vosotros cantarais todas estas canciones del tipo “Venid todos” todo el rato, estaríais escribiendo: “Venid gente, reunios, dondequiera que estéis/ y admitid que las aguas han crecido a vuestro alrededor / y aceptad que pronto estaréis calados hasta los huesos, / si creéis que estais a tiempo de salvaros / será mejor que comencéis a nadar u os hundiréis como piedras / porque los tiempos están cambiando”. Las habríais escrito tambien vosotros. No hay ningún secreto en ello. Tan sólo hacedlo de forma subliminal e inconsciente porque es lo único que hace falta, y eso es todo lo que yo canté. Eso fue todo por lo que sentí aprecio. Ese era el único tipo de canción que tenía sentido para mí. “Cuando bajes hasta Deep Ellum, guarda el dinero bien en los bolsillos / Las mujeres en Deep Ellum te dejan sin blanca”. Cantad esa canción un buen rato y podríais salir con “Cuando estés perdido bajo la lluvia en Juárez / y sea también tiempo de Pascua/ y te falte el equilibrio y la negatividad no te sostenga / no te las des de nada cuando estés abatido en la Avenida de la Rue Morgue, / hay por allí algunas mujeres hambrientas que te echan realmente a perder”.Todas esas canciones están conectadas. Que no os engañen. Yo tan sólo abrí una puerta distinta en una especie de camino distinto. Es solo distinto, pero dice lo mismo. No creo que fuera nada fuera de lo normal. Bueno, ya sabéis, sólo pensé que estaba haciendo algo natural, pero desde el principio, por alguna razón mis canciones provocaban división. Dividían a la gente. Nunca supe el por qué. Unos se cabreaban, otros las amaban. No supe por qué mis canciones tenían detractores y partidarios. Un extraño entorno en el que tener que lanzar tus canciones, pero lo hice de todas maneras. Lo último que pensé fue a quién le importaba qué canción estaba escribiendo.
Yo sólo las escribía. No pensé que estuviera haciendo nada diferente. Sólo pensé que estaba alargando la línea. Quizás de forma un poco revoltosa pero así eran los tiempos. Tal vez difícil de intimidar pero, ¿qué pasa con eso? Un montón de gente son difíciles de intimidar. Sólo tienes que soportarlo. En verdad no me importó lo que Lieber y Stoller pensaban de mis canciones. No les gustaban pero a Doc Pomus sí. Está bien eso de que no les gustaran porque a mí nunca me gustaron sus canciones tampoco: “Yakety yak, don’t talk back”, “Charlie Brown is a clown,” “Baby I’m a hog for you”. Canciones “Cuando se encrespa la tormenta de la vida / quédate conmigo / cuando se encrespa la tormenta de la vida / quédate conmigo / cuando el mundo me deshecha / como un barco sobre el mar / Tú que riges el viento y el agua / quédate conmigo. En medio de las tribulaciones / quédate conmigo / En la niebla de las tribulaciones / quédate conmigo / Cuando los huéspedes del infierno embistan / y mis fuerzas empiecen a fallar / Tú que nunca pierdes una batalla / quédate conmigo. En medio de la culpa y el fracaso / quédate conmigo / En medio de la culpa y el fracaso / quédate conmigo / Cuando hago lo mejor que puedo / Y mis amigos no entienden / Tú que lo sabes todo sobre mí / quédate conmigo”. Esa es la canción. Me parece mejor que la canción pop. Si grabo una con ese nombre, esa va a ser ésta. También estoy pensando en grabar una canción, no en ese disco: “Oh Señor, por favor, no dejes que me malinterpreten” (“Oh, Lord, Please Don’t Let Me Be Misunderstood”).
Sea como sea, ¿por qué yo, Señor? ¿Qué he hecho? De todas formas, estoy orgulloso de estar aquí esta noche en este evento de MusiCares. Me siento honrado de que todos estos artistas canten mis canciones. No hay nada como eso. Grandes artistas. Están cantando la verdad y podéis escucharla en sus voces. Estoy orgulloso de estar esta noche en este evento de MusiCares. Pienso mucho en esta organización. Ayudan a mucha gente. Muchos músicos que han contribuido enormemente a nuestra cultura. Personalmente me gustaría agradecerles lo que han hecho por un amigo mío, Billy Lee Riley. Un amigo mío a quien ayudaron durante seis años cuando estaba fatal y no podía trabajar. Billy fue un hijo del rock and roll, obviamente. Fue un auténtico genuino. Lo hizo todo: tocaba, cantaba, escribía. Podría haber sido una estrella mayor pero surgió Jerry Lee. Y ya sabéis lo que pasa cuando surge alguien como ése. No te queda ninguna posibilidad. Así que Billy se convirtió en lo que en la industria se conoce - término condescendiente, por cierto – como una sensación de un solo éxito. Pero algunas veces, sólo algunas veces, muy de vez en cuando, una sensación de un solo éxito puede tener un impacto mucho más poderoso que una estrella que haya grabado y dejado veinte o treinta éxitos. Y la canción de éxito de Billy fue “Red Hot” (Al rojo vivo) y estaba al rojo vivo. Podía hacerte reventar la calavera y hacer que te sintieras feliz por ello. Podía cambiar tu vida.Lo hizo con estilo y gracia. No lo encontraréis en el Rock and Roll Hall of Fame. No está. Metálica sí. Abba sí. Mamas and the Papas, sé que están. Jefferson Airplane, Alice Cooper, Steely Dan, no tengo nada en contra de ellos. Soft rock, hard rock, pop psicodélico. No tengo nada en contra de ninguno de esos estilos pero, después de todo, se llama Rock and Roll Hall of Fame. Y Billy Lee Riley no está. Todavía.Iba a verle un par de veces al año y pasamos algún tiempo juntos siempre. Andaba en el circuito de los festivales nostálgicos del rockabilly, y nuestros caminos se cruzaban una y otra vez. Siempre pasamos tiempo juntos. Es uno de mis héroes. Escuché “Red Hot” cuando debía de tener quince o dieciséis y la impresión que me causó todavía perdura. Nunca me canso de escucharla. Como no me cansaba de ver actuar a Billy Lee. Pasábamos tiempo juntos simplemente charlando y tocando entrada la noche. Era un hombre profundo, honesto. No tenía amargura ni sentía nostalgia. Simplemente aceptaba lo que había venido. Sabía de donde procedía y estaba satisfecho de quién era. Entonces, un día, enfermó. Y como mi amigo John Mellencamp cantaría –porque John ha cantado la verdad hoy–, “un día enfermas y no mejoras”. Eso es de una canción suya titulada “Life is Short Even on Its Longest Days”. Es una de las mejores canciones de los últimos años, de verdad. No miento.Y no estoy mintiendo cuando digo que MusiCares pagó las facturas del médico de mi amigo y le ayudo a conseguir dinero para sus gastos. Fueron capaces de hacer su vida confortable, soportable en sus momentos finales. Esa es una deuda impagable. Cualquier organización capaz de hacer eso ha de tener mi bendición.
Ahora voy a marcharme. Voy a quitarme de vuestra vista en un plis plas. Probablemente no me he referido a mucha gente y he hablado demasiado de unos pocos. Pero es lo que hay. Como dice el espiritual: “Aún estoy cruzando el Jordán”. Espero que nos encontremos de nuevo. Y lo haremos si, como Hank Williams dice, “es la voluntad del buen Señor y el arroyo no se desborda”

AMÈN

viernes, 20 de febrero de 2015

He dejado pasar varias semanas

El título está muy bien, es cierto que si lo que hubiese buscado con él fuera ser descriptivo habría podido usar perfectamente “la vida es así” o más coloquialmente “esto es lo que hay”.
Me parece una película inmensa, transmite las grandezas y las miserias de cada uno de los personajes impecablemente aunque eso no me parece lo mejor ya que se había hecho antes con tanto o incluso más acierto. Lo que me parece destacable aquí es como ha sido capaz de mostrar los efectos que las miserias de unos personajes tienen en otros:
• Esa madre que sufre cuando se da cuenta del efecto que sus errores tienen en sus hijos, que renuncia a la posibilidad de buscar un futuro mejor por miedo a contaminar su existencia, y que aun así tiene dificultades para asimilar la llegada de las distintas etapas de la vida. Cae en el habitual error de intentar que todos participen de su proyecto, en vez de intentar crear un proyecto común. Es muy listo el director, que la muestra siempre como la única rubia, creando incluso una frontera física entre ella y el resto de personajes.
• Ese padre feliz al final de comprenderse a sí mismo en el presente y en el pasado que no es capaz de empatizar con sus hijos ni hace el mínimo esfuerzo por comprenderles a ellos. Incluso en algún momento reclama ser parte de su vida sin el desgaste de lo cotidiano, de lo obligatorio, pensando que presentarse de vez en cuando para dar (hay que reconocerlo) buenos consejos ya le hace a uno un buen padre, que la guinda justifica el pastel entero.
• La niña, con esa eterna actitud de “habla cucurucho que no te escucho”, da la sensación de que sería capaz de instalar un cañón de confeti en un funeral con tal de disfrazar la realidad de felicidad. Llega muy joven a esa conclusión, le funciona y claro, ya no la abandona, en el fondo su actitud se parece a la de su padre, pero sin daños colaterales.
• El niño que crece, y que forzado por los acontecimientos va cogiendo cierta distancia tanto física como emocional pero que va asumiendo que la única forma de felicidad es la cercanía, aunque a veces se fracase. Es el que crece como persona, el resto se mantienen fieles a su filosofía o abandonan, en cambio el progresa, mejora, se hace una persona íntegra, participativa.

Me ha recordado mucho al Antoine Doinel de François Truffaut en mi adorada “los 400 golpes”, el personaje está tratado con el mismo respeto, sin caer en tópicos ni paternalismo.
Dentro de una película relaciona vida y canciones, tanto directamente e incluso con explicaciones de los personajes como usando la separación de un grupo para justificar actuaciones propias. También muestra que nuestro carácter se forma tanto cuando tenemos el viento a favor como cuando lo tenemos en contra, lo que me parece un acierto y una capacidad de autocrítica que hay que trabajar.

Creo que ya he dejado claro que el trabajo del director me ha parecido buenísimo, me gustaría destacar el de los cuatro actores principales:
• Ethan Hawke: El personaje es goloso y ha sabido mostrar la expresión que tienen los afortunados, los que tienen la suerte de que les va bien en la vida pase lo que pase, los que salen fortalecidos de las situaciones dolorosas para poder disfrutar más las gratificantes. Al final uno tiene la impresión de que algo harán bien, no puede ser casualidad tanta suerte tanto tiempo seguido. Es muy descriptiva la escena en la que es capaz de darle la vuelta a una situación en la que convierte una decepción de su hijo por una promesa incumplida en una lección impecable del valor del esfuerzo, soporta la escena con un lenguaje no verbal que te va convenciendo de su razonamiento.
• Patricia Arquette: Notable como casi siempre, le ha tocado un personaje más dramático y eso me hace más parcial a la hora de hacer una valoración, el drama siempre me ha parecido una especie de minusvalía y nunca he sido capaz de juzgar actores que interpretan a minusválidos, siempre me parecen exagerados (insisto, el fallo es mío).
• Lorelei Linklater: Se comenta que varias veces le pidió a su padre que matara el personaje para así poder abandonar el proyecto, hubiese sido una pena, para mi gusto ha interpretado muy bien a esa chica alegre y desenfadada que no va a permitir que nada se interponga en su camino hacia la felicidad, y que además se va a esforzar por contagiar esa actitud. Si la persona es así, enhorabuena, y si es interpretado me parece una gran actriz con un buen futuro.
• Ellar Coltrane: Impresionante, tanto la distancia que muestra en la infancia como el compromiso que va adquiriendo a medida que crece. Espero que tenga una larga carrera con directores de varios estilos para que podamos disfrutar de su talento porque su interpretación y la película me han parecido tan buenas que he tenido que dejar pasar varias semanas para no caer en la euforia.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Probablemente, seguro

Algunas de las suertes que me han tocado en la vida:
• He sido usuario una temporada del metro de Moscú, probablemente el más bonito del mundo
• He disfrutado dos veces en directo a Bob Dylan, probablemente el mejor compositor de canciones del mundo
• Hasta cuatro veces he visto en directo a The Rolling Stones, probablemente el mejor grupo de rock del mundo
• Me ha tocado trabajar en una empresa que en su sector es probablemente la mejor del mundo
• He tenido a Montserrat Caballé cantando a pocos metros de distancia, probablemente la mejor soprano del mundo
• He podido acompañar a mi hijas a eurodisney cuando tenían la edad adecuada, probablemente la experiencia infantil más ilusionante del mundo
• He visto en directo a Paco de Lucía, probablemente el mejor guitarrista del mundo
• Aunque no llegué a hacerlo, he sido requerido para trabajar en New York, probablemente la ciudad profesionalmente más importante del mundo
• Me ha tocado estrenar un modelo de avión en un vuelo largo, probablemente una de las casualidades más difíciles del mundo
• He podido conocer y conversar con mis dos ídolos de juventud, probablemente el sueño de todos los adolescentes del mundo
• He paseado enamorado por París y Venecia, probablemente las ciudades más románticas del mundo

• He conocido al que es seguro el mejor pescador de río del mundo

miércoles, 14 de enero de 2015

Shibumi (spin off, salpicadura)

Ya se ha convertido en habitual hacer series o películas basándose en personajes o parte de la trama de otras anteriores. Dependiendo de la simpatía que sintiera uno por el personaje (o el actor, que también vale), de lo que a uno le inquietara u otras razones, a veces resultan incluso más atractivas que la producción origen.
En lo que no había pensado nunca es en que se hiciera con libros, sobre todo si no se trata de títulos mayoritarios. Sabía que algún experimento se había hecho por ahí, claro, pero se ve que no habían dado con el resorte que consiguiera revolverme las entrañas.
Lo han conseguido ya. Don Winslow, del que me encantó “El poder del perro”, ha publicado un libro titulado “Satori” basado en el personaje de Nicolai Hel de la novela de Trevanian “Shibumi”. Además se está rodando una película (si no se ha terminado ya) en la que Leonardo Dicaprio interpreta el personaje, con lo que supongo que a poco que se tire un poco del hilo mucha gente llegará a la novela de Winslow y seguro que algunos seguirán hasta la de Trevanian, por lo menos muchos más que hasta ahora.
Me ha alegrado mucho la noticia, no la he mencionado aquí hasta ahora porque bastante he atosigado ya a mis conocidos con este libro como para volver sobre el tema. El libro, el personaje y sobre todo el autor se pondrán de moda, y estar de moda es muy bueno.
Al grano: sigo conservando varias copias de “Shibumi” y de otras novelas de Trevanian para regalar, que nadie se asuste, son compradas en mercadillos y tiendas de segunda mano por menos de lo que cuesta un café. He regalado una esta semana y vuelto a sacar una sonrisa.
Ni me caen bien los personajes de la novela ni es mi mundo, y en cambio me gusta mucho, nunca influiría ni en mi personalidad ni en mi comportamiento, creía.El libro estuvo descatalogado mucho tiempo hasta que fue reeditado en 2012, razón por la que cada vez que veía una copia en cualquier sitio la compraba para poder regalarla cuando quería recomendarlo sin correr el riesgo de perderlo. Así se convirtió en una de las razones (la otra es "La invención de Hugo" de Scorsese) de que empezara la costumbre de comprar libros, discos y películas que me parecen maravillosos cuando los veo por precios inferiores a 2€ y así poder regalarlos a la gente de mi entorno o compañeros de trabajo cuando quiero tener un detalle con ellos o se la fecha de su cumpleaños.
Ahora han hecho un “spin off”, es evidente que de una forma u otra a algunos nos había salpicado antes, es una de las costumbres que hacen que me sienta bien, que me acerque todo lo que un occidental puede al shibumi.