martes, 6 de septiembre de 2016

El profesor

Nunca había tomado demasiado en serio a aquel profesor, me tenía pinta de ser el típico burócrata que no podía enseñarte nada más allá de lo académico, me equivocaba,me doy cuenta de que hoy en día parece fácil, pero en 1991 localizar a un alumno en verano seguro que no lo fue, teniendo en cuenta que yo me marchaba a casa de mis abuelos a continuar con el eterno cortejo al que me ha abocado el amor verdadero y que mi madre trabajaba fuera de casa seguro que tuvo que insistir para poder dar el aviso, pero lo hizo, y le estaré siempre agradecido.

La aldea en la que crecí estaba en fiestas, y en una de las pocas visitas a casa que hacía en esas circunstancias mi tía me dijo: “Que chames a túa nai”, creí que sería para recibir algún reproche por mi comportamiento, había sido un año errático, no quería continuar mis estudios y había que buscar una salida laboral a la situación, ojalá hubiera sido eso. La llamada duró apenas diez segundos, al ver mi disgusto uno de los presentes se levantó de otra habitación y estuvo a mi lado hasta que me marché, haciendo muestras físicas de apoyo y afecto, me gustaría haberlo agradecido entonces con la fuerza con que lo recuerdo ahora, apenas me consoló, no contaba con aquello, habíamos celebrado en junio la curación definitiva y no nos habíamos visto en verano, otro de sus regalos, nuestra última tarde juntos fue una fiesta y terminó con un gran abrazo, los que me conocen saben que he dado pocos en mi vida, limitaciones.


Nos habíamos hecho amigos once meses antes, cuando empezamos las clases de COU. No tardamos en conectar, vestía de negro e intuí fácilmente por qué, lo explicaba aquella calva elegante cubierta con una gorra de cuero también negra cuando todavía el pelo cortado a cepillo delataba a los quintos. Se acercó a saludar, me contó que me había visto poner una canción de Stray Cats en uno de los locales en los que había sido pinchadiscos y que se había “quedado con mi cara” porque aseguraba que no era nada habitual escuchar ese tipo de música en un local de moda. Aquello, claro, alimentó mi ego, le solté un discurso musical seguro que difícil de aguantar: “no tenías pinta de puchar tanto de música”, ya saben, era la época en la que tu aspecto definía a que tribu urbana pertenecías o aspirabas; se dejó abrumar y engañar con amabilidad.

Espero que disfrutara tanto de mi compañía como yo lo hice de la suya durante ese tiempo, la música nos ayudó a encontrar lugares comunes, aunque él era un poco sectario en cuanto a sus gustos y yo bastante arrogante en cuanto a los míos. Si hubiera un lema probablemente sería: “Amistad, futbolín y R`n`R”. Las casualidades de la vida quisieron que uno de esos lugares comunes fuera el maravilloso primer disco de Jeff Healey, que murió por causas muy parecidas hace unos años.


Te echo de menos Fidi, desde tus gustos musicales y porte elegante a tu dejadez, echo de menos que intentaras ponerme tu gorra todos los puñeteros días, burlándote de mi engominado tupé, echo de menos hasta el ridículo diminutivo de tu apellido por el que te conocía todo el mundo y que nunca había utilizado hasta hoy, ¡cómo me gustaba llamarte FIDALGO!!! ¡Qué grande!!!


Suelo decir a todo el mundo que no sé por qué pero que no me molesta el humo del tabaco, miento, sospecho que si lo sé, fumabas continuamente, en mi casa estaban preocupados por si lo hacía yo por lo mucho que olía mi ropa. De un tiempo a esta parte ha empezado a molestarme, a lo mejor estoy empezando a olvidarte… no creo.


Estos días se han cumplido 25 años de todo aquello, pero no todos los aniversarios se recuerdan igual, algunos se celebran como un logro conseguido en su día e incluso en algunos casos se siguen disfrutando, otros se sufren en silencio, en soledad, con un dolor a medio camino entre la pena y el desasosiego de lo que pudo haber sido, la realidad no me dio tiempo a estropear aquella amistad.


Me equivoqué con aquel profesor, al volver a clase me dijo: “Siento mucho lo que ha pasado, tenía que avisarte, sabía que erais buenos amigos”, y eso que no nos veía mucho por clase, me da la impresión de que fue incluso más consciente que yo de mi propia pérdida, un tipo sensible.


Mi vida fue mejor por conocer a FIDALGO, y estoy seguro de que el mundo es un sitio peor sin EL.


¡RnR Forever!