martes, 18 de agosto de 2015

Vamos a necesitar un articulista más grande

Steven Spielberg considera que “Centauros del desierto” es la mejor película de la historia. Decía John Ford que hacía películas del oeste incluso cuando no eran películas del oeste. Bien, creo que una de las veces que más se acercó Spielberg fue con “Tiburón” que me parece el mismo caso, un western disfrazado, y allá van las razones:

• Un jefe de policía recién llegado a la ciudad: el sheriff (Spielberg rechazó a Charlton Heston porque pensaba que era demasiado bueno para el papel).
• La ciudad es una isla: rodeada de agua en vez de la arena del desierto.
• Un monstruo que aparece para perturbar la paz de la cuidad: el forajido.
• Un oceanógrafo que viene a echar una mano: el cazarrecompensas (el nota llegó a hacer el casting).
• Un viejo pescador que se ofrece a matar al monstruo por dinero aunque no sea esta la verdadera razón: el viejo pistolero con una deuda pendiente.
• Un desenlace con el monstruo y el jefe de policía solos el uno contra el otro: el duelo.

Que el primer director elegido por el estudio y los productores fuera John Sturges demuestra que pensaban en una película de aventuras.

La película me parece magistral, por supuesto por lo más obvio, y principalmente por aquello que interpreto, como siempre.

Entre lo más obvio está por ejemplo el suspense creado retrasando la primera aparición del monstruo, no importa cuales fueran las razones, o el uso magistral de la música, a pesar de que la primera vez que las escuchó Spielberg pensara que se trataba de una broma; las pocas notas que anuncian el inminente peligro contrastan con la riqueza y la alegría de la melodía aventurera cuando persiguen al monstruo una vez que consiguen clavarle los arpones con bidones atados. Cuando Spielberg le enseñó la película a John Williams para que hiciera la música este le dijo; "Necesitas un compositor mucho mejor que yo para conseguir la música adecuada", a lo que el bueno de Steven contestó; "Lo sé, pero están todos muertos". Impresionante la escena del primer ataque del monstruo en la playa, el jefe de policía ordenando a la gente salir del agua y consiguiendo que realmente entren más personas por todos los padres que van a sacar a sus hijos.


Lo que interpreto en algunas de las escenas:

• La madre del niño muerto en la playa le afea al jefe de policía no haber cerrado las playas a pesar de haber una víctima anterior. Parece una escena de reproche, de petición de cuentas, yo creo que es una advertencia, una de las frases que le dice es: “Haga lo que haga ahora ya no servirá de nada, mi hijo ya está muerto”, creo que lo que quiere transmitir aquí es que no se le ocurra irse y dejar el problema sin solucionar, que parece la opción más apetecible para un tipo al que no le gusta el mar y que huyó de New York por el alto índice de peligrosidad, ya que ni resolviéndolo su cuenta quedará saldada.

• También creo que Quint, maravillosamente interpretado por Robert Shaw (Robert Duvall fue rechazado, a Lee Marvin aceptar le suponía renunciar a sus vacaciones y no le apeteció, y Sterling Hayden no pudo por problemas fiscales), no busca únicamente la recompensa como puede parecer. Hace años leí en el periódico local de mi ciudad una entrevista a un hombre que aseguraba no haber superado todavía el haber sido el único superviviente de un naufragio cuando tenía nueve años, no entendía haber sido el elegido cuando todos los demás tenían cargas familiares. Bien, creo que Quint no había superado el haber sobrevivido al ataque de los tiburones que sufrieron los náufragos del Indianapolis, ni haber visto a unos quinientos de sus compañeros morir de una forma tan cruel, de ahí que para él enfrentarse al monstruo y morir contribuyendo a matarle era saldar una deuda pendiente. De hecho la primera aparición de Quint iba a ser en un cine viendo "Moby Dick", Gregory Peck, dueño de los derechos de la cinta no dio su permiso, nunca le gustaron ni la película ni su interpretación. Robert Shaw participó en la escritura del monólogo en el que el personaje lo cuenta, y como casi siempre lo más bonito es lo que no se dice: cuando Quint después de una discusión alegórica con Hooper sobre quién tiene las cicatrices más grandes, empieza a hablar y nombra el barco, este último exclama "¡¿Estuvo en el Indianápolis?!" más admirado que buscando confirmación; no vuelve a interrumpirle, sabe que nada de lo que el pueda aportar suavizará el terrible relato, y todo el que ha pasado por una experiencia así merece ser escuchado.


Es digno de la épica de John Huston la forma en que hicieron referencia a un hecho real haciéndolo inmortal al exponerlo en un medio al que accederán muchas más personas de las que suelen hacerlo a los libros de historia.

Una de las curiosidades del proyecto es que uno de los guionistas rechazó ser acreditado, le daba verguenza que un dramaturgo como el, autor de "La gran esperanza blanca", fuera relacionado con esa clase de trabajo, aunque ya había trabajado en las dos primeras películas de Kubrick; solucionó parte de los problemas narrativos, respetaré su ignominia, además, las genialidades pueden surgir en cualquier momento si se tiene el talento necesario: la frase más recordada de la película "Vamos a necesitar un barco más grande", fue improvisada por Roy Scheider. En contrapartida, la anécdota divertida es que en el rodaje al monstruo se le llamaba Bruce, como el abogado de Spielberg; le hicieron un bonito homenaje en "Buscando a Nemo".

Me pregunto si "Tiburón" es un western porque hay varias circunstancias que me llevan a esa etiqueta, creo que me quedo corto. Todo lo que he ido contando después hace que la considere una obra maestra, que trascienden a algo más, son un género en si mismas.