domingo, 21 de abril de 2013

La "m" por la "n"

Creo que "El mercado y la globalización" es el libro que más he regalado. Explica, de forma que yo soy capaz de entender, la tendencia que se ha impuesto en las últimas décadas, a anteponer la rentabilidad y el corto plazo al crecimiento y la sostenibilidad.

Me gusta mucho como se explicaba José Luis Sampedro, no soy capaz de verle en ese colectivo tan ambiguo y efímero que fueron los "indignados". Es cierto que escribió el prólogo del libro de Stéphane Hessel y que mostró públicamente sus simpatías hacia las inquietudes de este movimiento, pero creo sinceramente que lo hizo solo como una forma de lanzar el mensaje de que era más cercano a la gente que al poder (mensaje que comparto, claro), pero no me imagino un obituario suyo en el que uno de los adjetivos sea "indignado". Y ¿por qué? Pues  porque la palabra indignado parece indicar que la persona que lo está lo exterioriza de una forma eufórica, o cuando menos efusiva, y yo nunca le escuché explicar nada de esa forma. John Steinbeck escribió "...en las almas de los hombres, las uvas de la ira van creciendo y cogen peso, listas para la vendimia...", yo a Sampedro le veo más ocupándose de que esas uvas no se pudran, por la lógica degeneración y el provocado desencanto de las almas de esos hombres.

La última entrevista que disfruté de el se la hacía hace meses una (insufrible) famosa locutora de radio y tenía como tema la eutanasia, sus argumentos eran los siguientes: "La cuestión del debate sobre la eutanasia no existe, porque realmente el debate es, otra vez, sobre la libertad de elegir. Yo estoy a favor de la eutanasia, pero me da igual que otra persona no lo esté, simplemente quiero que a mi me dejen elegir. Nosotros no queremos que la eutanasia sea obligatoria, el que está en contra, y quiere que la vida sea prologada artificialmente aunque ya no exista la más mínima posibilidad de mejora tiene todos mis respetos:  sufra usted, disfrute esa convicción de que la vida está por encima de todo". Me gustaría mucho poner aquí un enlace a esa entrevista, porque incluso este mensaje tan claro y con unos términos tan contundentes, era capaz de explicarlo con amabilidad y cercanía. ¡Que envidia!