martes, 2 de septiembre de 2014

big fish (edición 25 aniversario)

TOMA 1
El siete de septiembre de mil novecientos ochenta y nueve encendí mi moto, una Norton impecable que había dejado aparcada justo delante del cine en el que esa mañana había visto muy bien acompañado una reposición de "The man who shot Liberty Valance", y emprendí un viaje de treinta minutos acompañado únicamente por el bonito sonido que el motor hacía. Primero atravesé una avenida con palmeras a ambos lados en la que había varias tiendas de discos y un par de salas de conciertos, en una de las cuales una fila de personas esperaba impaciente a que se abriera la taquilla. La avenida me condujo a una carretera que bordeaba la costa y desde la que pude ver a la gente en la playa y también disfrutar de los acantilados por los que serpenteaba el asfalto. Aún no era obligatorio llevar casco, y, sorprendentemente, ni un solo pelo de mi impecable tupé se movía de su sitio. Empezó la subida hacia el interior por carreteras secundarias, había muy poco tráfico y, además de porque conocía el entorno, sabía que me acercaba a mi destino porque me saludaban todas las personas con las que me cruzaba. Llegué justo para comer con varios de mis mejores amigos, nos pusieron pulpo a la gallega, entrecot de ternera a la brasa y helado artesano de postre, todo ello regado con un ribera del Duero que trajo uno de ellos especialmente para la ocasión, todo estaba muy rico. Alargamos la sobremesa en la biblioteca que tenían en el restaurante casi hasta las seis de la tarde hablando de música y tomando café con hielo. Cuando llegó la hora de que algunos tuvieran que marcharse intercambiamos unos libros y cintas grabadas haciéndonos recomendaciones y estableciendo una nueva cita. Me dirigí a casa impaciente por leer los libros que me habían dado unos mientras escuchaba las cintas que me habían grabado los otros, sabiendo que esa sería la única preocupación que tendría para lo que quedaba del día.
TOMA 2
El siete de septiembre de mil novecientos ochenta y nueve encendí mi moto, una Rieju destartalada muy popular entonces entre los adolescentes de barrios obreros, y me marché a casa de mis abuelos sabiendo que no tardaría menos de cuarenta minutos y soportando el horrible ruido que el forzado motor hacía. Atravesé una avenida con un hospital a cada lado que un poco más adelante bordeaba durante varios kilómetros una ría contaminada y maloliente. En cuanto empecé a ir hacia el interior el asfalto se hizo impracticable y el calor me hizo sudar mucho, lo que hizo todavía más tedioso el recorrido y provocó que mi aspecto fuera completamente desaseado. Llegué a casa de mis abuelos, en la que siguiendo la costumbre de no esperar a nadie, todo el mundo había comido ya, lo que me condenó a comer solo patatas y carne frita casi fríos. Ninguno de mis amigos tenía tiempo libre ya, por lo que pasé la tarde vagando y leyendo un poco, pero principalmente haciendo un repaso mental de todos mis conocidos especulando si quizá alguno de ellos se habría comprado ese disco que me gustaba tanto y así poder grabarlo.

Ambas tomas se rodaron justo después de que supiera que mi amor era correspondido, perfectamente consciente de que acababa de abandonar toda esperanza de libertad, y completamente feliz a pesar de ello. Yo lo recuerdo todo tal y como está descrito en la TOMA 1, ahora el Dr. Bennett le preguntaría a Will: ¿tú que historia prefieres?

Pues si, yo pesqué un pez gordo una vez.

GRACIAS gracias gracias