miércoles, 28 de octubre de 2015

Innisfree

El mejor director de westerns y quizá del cine, al que se le atribuye haber rodado el mejor de la historia además del que es mi favorito en este género (en ese segundo caso me gusta pensar que se trata de cine negro) se llevó cuatro Oscar por películas que nada tenían que ver con indios y vaqueros. Hace unos días se murió con noventa y cinco años Maureen O’Hara, protagonista de dos de ellas: “El hombre tranquilo” y “¡Que verde era mi valle!”. Adoro las dos cintas, aunque no puedo evitar sentir cierta predilección por la primera: por los personajes, por el tamaño del pueblo en el que transcurre la historia, por la temática, por disfrutar al Duke en un papel romántico, por…
Todo lo que sucede le transporta a uno a la infancia: las peleas no tienen consecuencias más allá de unas magulladuras, el personaje que ofrece ayuda a pesar de no conocer de nada al protagonista, la forma en la que juzgan al recién llegado solo por la familia a la que pertenece, etc. Discrepo con la etiqueta de machista que se ha colgado en varias ocasiones a la historia, creo que hay que pensar que está ambientada en los años treinta del siglo pasado, y además incluso en ese caso yo no lo aprecio en las acusaciones habituales tanto como en que me molesta un poco que el personaje femenino sea irascible y malencarado mientras la relación no se afianza, y tanto amable como alegre en cuanto esta se consolida, en fin, supuestas feministas actuales siguen cantando que si quieres ver a una chica feliz tienes que colocarle un anillo en el dedo, y es casi imposible recuperar del fundamentalismo a aquellos que quieren ver fantasmas por todas partes.
Curiosamente no ha sido la muerte de la "pelirroja con todas las consecuencias" lo que me ha recordado la película, lo que recordé en ese momento fue la escena de “¡Que verde era mi valle!” en la que ella baja la cuesta después de la boda y el viento levanta el velo haciendo una de las que a mi juicio está entre las más bellas imágenes de la historia del cine. Es curioso saber que la crítica atribuyó esa belleza a la “flor” de Ford, O´Hara contaría años después que tuvo que repetir la escena hasta que se consiguió el efecto que el director buscaba. Lo que me ha recordado y llevado otra vez a “El hombre tranquilo” ha sido una noticia en la prensa:
Una de mis escenas favoritas es aquella en la que todos, tan católicos ellos, incluido el párroco, vitorean al reverendo protestante ante su obispo para que no sea trasladado, es un buen tipo y le quieren allí aunque apenas tenga tres feligreses. El pueblo es maravilloso, y entre los cinéfilos suele ser habitual la pregunta: “¿has encontrado ya tu Innisfree?” Hace unos días una madre decidió adelantar la navidad porque a su hijo le habían diagnosticado un cáncer terminal y no llegaría a las fiestas. Se apuntó toda la familia y poco a poco ha terminado involucrada toda la comunidad, celebrando una navidad por todo lo alto a veinticuatro de octubre. Si eso no es Innisfree que baje John Ford y lo vea.

Por cierto, seguro que por allí vive alguien feo, fuerte y formal, el pueblo se llama St. George.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Orgullo

Siento una conexión especial con la canción “Pride (in the name of love)” de U2 desde que era un adolescente. Me encantan su exuberancia, su estupenda letra (..te quitaron la vida porque no podían quitarte el orgullo…) y lo bien que funciona en directo. Además, la fecha a la que hace referencia por el asesinato de Martin Luther King “temprano por la mañana” es un día especial. Por cierto, el hotel en el que mataron al pastor solía ser el elegido por mis admirados Allman Brothers Band porque era el único multirracial de la zona, si algún día me paso y todavía existe, tengo claro donde quiero dormir.

Ahora se ha puesto de moda entre los guardianes de la autenticidad despreciar el trabajo de Bono & Co. Ningún problema, ya decía Borges que nunca nos retratamos tanto como cuando hablamos de los demás y ya lo han intentado en otras ocasiones, desdiciéndose sin rubor cuando la evidencia desmonta sus argumentos. U2 han publicado algunas obras maestras y varios buenos discos (entre los que creo que está el más reciente). También han reconducido su carrera y su sonido en varias ocasiones, arriesgando con sus propuestas y sus puestas en escena, y por supuesto han dado cientos de conciertos magistrales por todo el mundo. No pretendo estar de acuerdo en todo con todo el mundo, tampoco con U2 y menos con Bono, pero ninguna actitud ni suya ni de sus críticos me impediría disfrutar de su música y de su directo, aunque cometan errores puntuales como dejar subir al escenario a algunos bufones con afán de exclusividad y protagonismo o no posponer la gira a pesar del evidente bajo estado de forma del cantante (provocado por un accidente en bicicleta), porque siempre voy a encontrar más argumentos a favor; en este caso por ejemplo el disco que presentan y el repertorio, en el que está incluida la canción que nos ocupa, y que no tuvimos la suerte de disfrutar cuando les vimos hace cinco años en San Sebastián.

Por favor no permitan que estos supuestos jueces del talento les quiten la ilusión de poder disfrutar de cualquier artista que les haya hecho pasar un buen rato o incluso superar con menos pesar momentos difíciles de su existencia, sacándoles una sonrisa o creando el ambiente necesario para su estado de ánimo. Uno de ellos hace ya más de veinticinco años despreció mis esperanzados esfuerzos para ahorrar el dinero suficiente y poder desplazarme a ver en directo a The Rolling Stones, según él eran unos viejos patéticos. Mick y Keith rondaban los cuarenta y siete y dieron un estupendo concierto, comparable a los que da ahora Wilco, con un Jeff Tweedy que ya ha cumplido los cuarenta y ocho, y con el mismo erudito asegurando sin rubor que es el mejor músico actual en escena ¿?¿?¿? ¡Ay las hemerotecas! Recuerden que Mark Twain tenía razón cuando decía "dentro de veinte años lamentarás más las cosas que no hiciste que las que hiciste" y que aunque parece que estos artistas vienen muy a menudo no es así, hace ya cinco años de la última visita. No se ustedes, yo tengo suficiente con haberme perdido a The Beatles, Elvis Presley, Sam Cooke y otros muchos.

Como siempre, solo pretendo reflexionar, el talento es cosa de otros, bueno el talento y a veces más virtudes: Durante una gira por USA un racista amenazó con asesinar a Bono durante la interpretación de la mencionada canción en Arizona, el FBI informó de que el caso era especialmente preocupante pero el grupo decidió que debían actuar e interpretar la canción porque no podían ceder ante esa clase de chantaje, sobre todo pensando en el significado de la letra. Bono no pudo evitar cerrar los ojos para cantar la estrofa más famosa, cuando los abrió, Adam Clayton estaba de pie delante de él. Ahora, y a pesar de que los involucrados lo han contado en una biografía, hay quien cuestiona que el episodio sucediera, pero ya se imaginarán lo que decidiría yo si tuviera que elegir entre la verdad y la leyenda.

jueves, 1 de octubre de 2015

Dan Baird

El próximo lunes son las fiestas en honor al patrón en mi pueblo, están todos invitados.