jueves, 26 de febrero de 2015

Me contradigo

Abarco muy pocos temas en mis reflexiones aquí, me parece más elegante que se me descubra a través de los temas a los que les dedico esfuerzo y tiempo que querer dar la impresión de que hablo o se de muchos temas distintos para al final hacer un blog que trata única y exclusivamente de uno mismo. No quiero hacerle perder el tiempo a nadie porque no me gusta que me lo hagan perder a mí, puro egoismo. Antes de publicar me documento y trabajo mucho el texto. Además mi talento es escaso por no decir inexistente o por lo menos ausente en muchas ocasiones, por lo que suelo recurrir a frases o reflexiones de otros para poder exponer con claridad lo que quiero. De un modo u otro indico simpre la fuente, para los más curiosos y también para no apropiarme de lo ajeno.

Ahora por primera vez y creo que sin que sirva de precedente voy a publicar íntegro un texto de otra persona, y como seguramente no podía ser de otra forma es de Bob Dylan. Hace unos días la organización MusiCares reconoció a Bob Dylan como Person of the Year y en su discurso tuvieron sitio los agradecimientos y los reproches, la admiración y el desprecio, la comprensión y la intolerancia, el halago y la crítica, todo, como casi siempre. Hace ya treinta y cinco años nos decía que teníamos que creer en algo, yo tengo claro en lo que creo. Allá va, es un poco largo y gana bastante viendo la puesta en escena del trobador, pero por escrito tampoco tiene desperdicio:

Hay unas cuantas personas a las que debemos dar las gracias esta noche por hacer posible este gran evento. Neil Portnow, Dana Tamarkin, Rob Light, Brian Greenbaum, Don Was. Y yo también querría agradecer al Presidente Carter por su presencia. Ha sido una larga noche y no quiero hablar demasiado, pero diré unas cuantas cosas.
Estoy contento por el hecho de que mis canciones sean objeto de un honor como éste. Pero ya sabéis, no han llegado solas hasta aquí. Ha sido un largo camino y ha habido muchas cosas que hacer. Mis canciones son como historias de misterio, del tipo que Shakespeare veía cuando iba haciéndose mayor. Creo que podríais seguir el rastro de lo que hago hasta ese extremo.Estaban fuera de lo convencional entonces, creo que están fuera de lo convencional ahora. Y suenan como si hubieran viajado con los pies en el suelo.
Debería mencionar a unas pocas personas que, a lo largo del tiempo, contribuyeron a que esto fuera posible. Sé que debo mencionar a John Hammond, gran cazatalentos de Columbia Records. Él me consiguió un contrato con ese sello cuando yo no era nadie. Puso toda su fe en ello, y se expuso a un gran ridículo, pero él era su propio dueño y tenía coraje. Y por eso le estaré siempre agradecido. La última persona que descubrió antes que a mí fue Aretha Franklin, y antes, Count Basie, Billie Holiday y un montón más de artistas. Ninguno era un artista comercial. Las modas no le importaban a John, y yo era muy poco, poquísimo, comercial pero él no me abandonó. Creía en mi talento y eso es todo lo que importa. No puedo darle suficientes gracias por eso. Lou Levy llevaba Leeds Music, y ellos fueron los que publicaron mis primeras canciones, pero no duré mucho ahí. El propio Levy, estuvo ahí hace mucho mucho tiempo. Me hizo firmar con esa compañía y grabó mis canciones, y yo las canté delante de una grabadora. Me habló con franqueza, no había precedente de lo que estaba haciendo, que yo iba adelantado a mi tiempo o atrasado. Y si yo le llegaba con una canción como “Stardust”, él la habría rechazado porque era demasiado tarde para eso. Me dijo que si yo andaba adelantado a mi tiempo y no estaba en realidad seguro de ello, pero si eso estaba sucediendo y era verdad, al público le costaría normalmente tres o cuatro años pillar lo que hacía debía estar preparado. Y eso sucedió. El problema era que cuando el público lo pillaba yo ya andaba tres o cinco años por delante de eso, así que la cosa se complicaba. Pero él me dio coraje y no hizo ningún juicio de mí, y lo recordaré siempre por ello.
Artie Mogull de Witmark Music me fichó después para su compañía y me dijo que sólo siguiera escribiendo canciones, no importaba sobre qué, que continuaría estando en el meollo de algo. Bueno, también estuvo pendiente de mí y siempre estaba impaciente por lo siguiente que le iba a entregar. Antes de eso ni siquiera pensaba en mí como autor de canciones. También le estaré siempre agradecido por su actitud. Tengo que mencionar a algunos de los primeros artistas
que grabaron mis canciones, muy pero que muy pronto, sin que nadie se lo pidiera. Simplemente había algo en ellas que les hizo sentir que les iban bien. Tengo que decir gracias a Peter, Paul and Mary, a todos los cuales conocía por separado antes de que se convirtieran en un grupo. Ni siquiera había pensado en mí como autor de canciones para que otros las cantaran pero estaba empezando a suceder y no pudo haber sucedido a, o con, mejor grupo.
Cogieron una canción mía que había sido grabada antes de que estuviera enterrada en una de mis grabaciones y la convirtieron en una canción de éxito. No en la manera en la que yo lo hubiera hecho ellos le dieron la vuelta. Pero desde entonces cientos de personas la han grabado y no creo que eso hubiera pasado si no hubiera sido por ellos. Definitivamente para mí supusieron el principio de algo. The Byrds, the Turtles, Sonny & Cher, convirtieron algunas de mis canciones en éxitos del Top 10 pero yo no escribía canciones pop, y realmente no quería hacerlo pero fue bueno que sucediera. Sus versiones de las canciones eran como cuñas publicitarias pero no me importa en realidad porque cincuenta años después mis canciones están siendo usadas en cuñas publicitarias. Así que también fue bueno y me alegro de que lo hicieran. Purvis Staples and the Staple Singers, mucho antes de que estuvieran en Stax estuvieron en Epic y fueron uno de mis grupos favoritos de todos los tiempos. Los conocí en el ’62 o en el ’63. Escucharon mis canciones en directo y Purvis quiso grabar tres o cuatro de ellas y lo hizo con The Staples Singers. Ellos eran el tipo de artistas que yo quería que grabara mis canciones. Nina Simone. Solía cruzarme con ella en NYC en el club Village Gate. Estos eran los artistas a los que yo prestaba atención. Grabó algunas de mis canciones y las aprendió directamente de mí. Era una artista total, al piano y cantando. Una mujer muy fuerte, muy franca. El hecho de que ella estaba grabando mis canciones daba sentido a cada cosa en la que yo estaba metido. Oh, y no puedo olvidarme de Jimi Hendrix. Vi a Jimi Hendrix actuar, de hecho, en una banda llamada Jimmy James and the Blue Flames, algo así. Y Jimi ni siquiera cantaba. Sólo era el guitarrista. Cogió algúnas pequeñas canciones mías a las que nadie prestaba ninguna atención y las hizo explotar en los lejanos límites de la estratosfera y las convirtió en clásicos. Tengo que dar las gracias a Jimi, también. Ojalá estuviera aquí. Johnny Cash grabó algunas de mis canciones bien pronto, también, como en el ’63, cuando era todo pellejo y huesos. Viajó mucho, viajó duro, pero era uno de mis héroes. Solía escuchar varias de sus canciones cuando era adolescente. Me las sabía mejor que las propias mías. “Big River,” “I Walk the Line.” “How high’s the water, Mama?”. Escribí “It’s Alright Ma (I’m Only Bleeding)” con esa canción reverberando en mi cabeza. Todavía me pregunto, “¿Cuán profunda está el agua, tía?”. Johnny era un carácter intenso. Vio cómo esa gente andaba poniéndome verde por tocar música eléctrica y envió cartas a revistas llamándoles la atención y diciendo que se callaran y le dejaran cantar. En el mundo de Johnny Cash -drama sureño explícito- ese tipo de cosas no existía. Nadie le decía a nadie qué cantar o qué no cantar. Simplemente, no hacían ese tipo de cosas. Siempre le estaré agradecido por eso. Johnny Cash fue un gigante, el hombre de negro. Y siempre estimaré la amistad que mantuvimos hasta el día en que los días dejaron de existir. Oh, y cometería una negligencia si no nombro a Joan Baez. Ella era la reina de la música folk, entonces y ahora. Le cogió gusto a mis canciones y me llevó con ella a dar conciertos, donde había multitudes de miles de personas cautivadas con su belleza y su voz. La gente iba y decía, “¿qué estás haciendo con ese vagabundo guarrete y desarrapado?”. Y ella respondía a cualquiera en términos bien claros: “Más vale que te calles y escuches sus canciones”. Incluso tocamos unas pocas juntos. Joan Baez es tan resuelta como se puede ser. Un amor. Y es un espíritu libre, independiente. Nadie puede decirle qué hay que hacer si ella no quiere hacerlo. Aprendí un montón de cosas de ella. Una mujer de devastadora honestidad. Y por esa clase de amor y devoción nunca podré pagarle mi deuda. Esas canciones no salieron del aire sin más. Yo no me las saqué simplemente de la chistera. De forma contraria a lo que Lou Levy dijo, había un precedente. Venía todo de la música tradicional: música folk tradicional, rock and roll tradicional y tradicionales orquestas de big band swing. Aprendí letras y cómo escribirlas escuchándolas de canciones folk. Y las tocaba y conocí a otra gente que las tocaba tiempo atrás cuando nadie lo hacía. No cantaba nada más que estas canciones folk y me dieron el código para cada cosa que implica juego limpio, que todo pertenece a todos. Durante tres o cuatro años todo lo que escuché fueron canciones tipicas de folk. Me iba a dormir cantando canciones folk. Las cantaba en todos sitios, clubs, fiestas, bares, cafeterías, campos de juego, festivales. Y conocí todo el tiempo a otros cantantes que hacían lo mismo y aprendíamos canciones unos de otros. Podía aprender una canción y cantarla a la hora siguiente con escucharla una sola vez. Si cantáis “John Henry” tantas veces como yo –“John Henry era un hombre de acero fundido / Murió con un martillo en la mano / John Henry dijo que un hombre no es nada más que un hombre / Antes de dejar que esa máquina de vapor me arrastre / moriré con ese martillo en la mano”–,si tú hubieras cantado esa canción tantas veces como yo hice, habrías escrito también ¿Cuántos caminos debe un hombre recorrer?”. Big Bill Broonzy tenía una canción llamada “Key to the Highway”: “Tengo una llave para la autopista / Me han amonestado y estoy listo para partir / Voy a dejar esto corriendo porque al caminar se va despacio”. “Georgia Sam, tenía una nariz sanguinolenta/ el Departamento de asuntos sociales no le quería dar ropas, le preguntó al pobre Howard, “¿Dónde puedo ir?”/ Howard le dijo, “Que yo sepa sólo hay un lugar”/ Sam dijo, “Tío, dímelo rápido, tengo que escapar.” / El viejo Howard tan sólo señaló con su pistola, / y dijo, “Aquél camino baja a la Autopista 61”. Habríais escrito eso también si hubierais cantado “Key to the Highway” tantas veces como yo. “No hace falta sentarse y llorar / Tú seras un ángel para siempre / Zarpad, señoritas, zarpad”. “Oh, zarpo de viaje, amor mío”. “Boots of Spanish Leather”, Sheryl Crow acaba de cantarla.
“Enrolla el algodón, oh yeah, enrolla el algodón / Diez dólares al día es lo que cobra un hombre blanco / Un dólar al día lo que cobra un negro / Enrolla el algodón”. Si vosotros cantáis esa canción tantas veces como yo, también habríais escrito “ Nunca más voy a trabajaren la granja de Maggie”. Canté un montón de canciones del tipo “Venid todos”. Hay cantidad de ellas. Hay un número tal que es difícil contarlas. “Venid, jóvenes, y escuchad mi historia / Os contaré mis problemas en el viejo camino de Chisholm”. O “Venid todos, buena gente, escuchad mi narración / del destino de Floyd Collins un tipo que todos conocemos bien / El destino de Floyd Collins, un tipo que todos conocemos bien”. “Venid todas bellas y tiernas damas / cuidado en cómo cortejáis a vuestros hombres / Son como una estrella en la mañana de verano / Primero aparecen y al momento se han marchado”. “Si venis por aquí, gente / Una historia contaré / Sobre Pretty Boy Floyd, un forajido / Oklahoma lo conoce bien”. Si vosotros cantarais todas estas canciones del tipo “Venid todos” todo el rato, estaríais escribiendo: “Venid gente, reunios, dondequiera que estéis/ y admitid que las aguas han crecido a vuestro alrededor / y aceptad que pronto estaréis calados hasta los huesos, / si creéis que estais a tiempo de salvaros / será mejor que comencéis a nadar u os hundiréis como piedras / porque los tiempos están cambiando”. Las habríais escrito tambien vosotros. No hay ningún secreto en ello. Tan sólo hacedlo de forma subliminal e inconsciente porque es lo único que hace falta, y eso es todo lo que yo canté. Eso fue todo por lo que sentí aprecio. Ese era el único tipo de canción que tenía sentido para mí. “Cuando bajes hasta Deep Ellum, guarda el dinero bien en los bolsillos / Las mujeres en Deep Ellum te dejan sin blanca”. Cantad esa canción un buen rato y podríais salir con “Cuando estés perdido bajo la lluvia en Juárez / y sea también tiempo de Pascua/ y te falte el equilibrio y la negatividad no te sostenga / no te las des de nada cuando estés abatido en la Avenida de la Rue Morgue, / hay por allí algunas mujeres hambrientas que te echan realmente a perder”.Todas esas canciones están conectadas. Que no os engañen. Yo tan sólo abrí una puerta distinta en una especie de camino distinto. Es solo distinto, pero dice lo mismo. No creo que fuera nada fuera de lo normal. Bueno, ya sabéis, sólo pensé que estaba haciendo algo natural, pero desde el principio, por alguna razón mis canciones provocaban división. Dividían a la gente. Nunca supe el por qué. Unos se cabreaban, otros las amaban. No supe por qué mis canciones tenían detractores y partidarios. Un extraño entorno en el que tener que lanzar tus canciones, pero lo hice de todas maneras. Lo último que pensé fue a quién le importaba qué canción estaba escribiendo.
Yo sólo las escribía. No pensé que estuviera haciendo nada diferente. Sólo pensé que estaba alargando la línea. Quizás de forma un poco revoltosa pero así eran los tiempos. Tal vez difícil de intimidar pero, ¿qué pasa con eso? Un montón de gente son difíciles de intimidar. Sólo tienes que soportarlo. En verdad no me importó lo que Lieber y Stoller pensaban de mis canciones. No les gustaban pero a Doc Pomus sí. Está bien eso de que no les gustaran porque a mí nunca me gustaron sus canciones tampoco: “Yakety yak, don’t talk back”, “Charlie Brown is a clown,” “Baby I’m a hog for you”. Canciones “Cuando se encrespa la tormenta de la vida / quédate conmigo / cuando se encrespa la tormenta de la vida / quédate conmigo / cuando el mundo me deshecha / como un barco sobre el mar / Tú que riges el viento y el agua / quédate conmigo. En medio de las tribulaciones / quédate conmigo / En la niebla de las tribulaciones / quédate conmigo / Cuando los huéspedes del infierno embistan / y mis fuerzas empiecen a fallar / Tú que nunca pierdes una batalla / quédate conmigo. En medio de la culpa y el fracaso / quédate conmigo / En medio de la culpa y el fracaso / quédate conmigo / Cuando hago lo mejor que puedo / Y mis amigos no entienden / Tú que lo sabes todo sobre mí / quédate conmigo”. Esa es la canción. Me parece mejor que la canción pop. Si grabo una con ese nombre, esa va a ser ésta. También estoy pensando en grabar una canción, no en ese disco: “Oh Señor, por favor, no dejes que me malinterpreten” (“Oh, Lord, Please Don’t Let Me Be Misunderstood”).
Sea como sea, ¿por qué yo, Señor? ¿Qué he hecho? De todas formas, estoy orgulloso de estar aquí esta noche en este evento de MusiCares. Me siento honrado de que todos estos artistas canten mis canciones. No hay nada como eso. Grandes artistas. Están cantando la verdad y podéis escucharla en sus voces. Estoy orgulloso de estar esta noche en este evento de MusiCares. Pienso mucho en esta organización. Ayudan a mucha gente. Muchos músicos que han contribuido enormemente a nuestra cultura. Personalmente me gustaría agradecerles lo que han hecho por un amigo mío, Billy Lee Riley. Un amigo mío a quien ayudaron durante seis años cuando estaba fatal y no podía trabajar. Billy fue un hijo del rock and roll, obviamente. Fue un auténtico genuino. Lo hizo todo: tocaba, cantaba, escribía. Podría haber sido una estrella mayor pero surgió Jerry Lee. Y ya sabéis lo que pasa cuando surge alguien como ése. No te queda ninguna posibilidad. Así que Billy se convirtió en lo que en la industria se conoce - término condescendiente, por cierto – como una sensación de un solo éxito. Pero algunas veces, sólo algunas veces, muy de vez en cuando, una sensación de un solo éxito puede tener un impacto mucho más poderoso que una estrella que haya grabado y dejado veinte o treinta éxitos. Y la canción de éxito de Billy fue “Red Hot” (Al rojo vivo) y estaba al rojo vivo. Podía hacerte reventar la calavera y hacer que te sintieras feliz por ello. Podía cambiar tu vida.Lo hizo con estilo y gracia. No lo encontraréis en el Rock and Roll Hall of Fame. No está. Metálica sí. Abba sí. Mamas and the Papas, sé que están. Jefferson Airplane, Alice Cooper, Steely Dan, no tengo nada en contra de ellos. Soft rock, hard rock, pop psicodélico. No tengo nada en contra de ninguno de esos estilos pero, después de todo, se llama Rock and Roll Hall of Fame. Y Billy Lee Riley no está. Todavía.Iba a verle un par de veces al año y pasamos algún tiempo juntos siempre. Andaba en el circuito de los festivales nostálgicos del rockabilly, y nuestros caminos se cruzaban una y otra vez. Siempre pasamos tiempo juntos. Es uno de mis héroes. Escuché “Red Hot” cuando debía de tener quince o dieciséis y la impresión que me causó todavía perdura. Nunca me canso de escucharla. Como no me cansaba de ver actuar a Billy Lee. Pasábamos tiempo juntos simplemente charlando y tocando entrada la noche. Era un hombre profundo, honesto. No tenía amargura ni sentía nostalgia. Simplemente aceptaba lo que había venido. Sabía de donde procedía y estaba satisfecho de quién era. Entonces, un día, enfermó. Y como mi amigo John Mellencamp cantaría –porque John ha cantado la verdad hoy–, “un día enfermas y no mejoras”. Eso es de una canción suya titulada “Life is Short Even on Its Longest Days”. Es una de las mejores canciones de los últimos años, de verdad. No miento.Y no estoy mintiendo cuando digo que MusiCares pagó las facturas del médico de mi amigo y le ayudo a conseguir dinero para sus gastos. Fueron capaces de hacer su vida confortable, soportable en sus momentos finales. Esa es una deuda impagable. Cualquier organización capaz de hacer eso ha de tener mi bendición.
Ahora voy a marcharme. Voy a quitarme de vuestra vista en un plis plas. Probablemente no me he referido a mucha gente y he hablado demasiado de unos pocos. Pero es lo que hay. Como dice el espiritual: “Aún estoy cruzando el Jordán”. Espero que nos encontremos de nuevo. Y lo haremos si, como Hank Williams dice, “es la voluntad del buen Señor y el arroyo no se desborda”

AMÈN

viernes, 20 de febrero de 2015

He dejado pasar varias semanas

El título está muy bien, es cierto que si lo que hubiese buscado con él fuera ser descriptivo habría podido usar perfectamente “la vida es así” o más coloquialmente “esto es lo que hay”.
Me parece una película inmensa, transmite las grandezas y las miserias de cada uno de los personajes impecablemente aunque eso no me parece lo mejor ya que se había hecho antes con tanto o incluso más acierto. Lo que me parece destacable aquí es como ha sido capaz de mostrar los efectos que las miserias de unos personajes tienen en otros:
• Esa madre que sufre cuando se da cuenta del efecto que sus errores tienen en sus hijos, que renuncia a la posibilidad de buscar un futuro mejor por miedo a contaminar su existencia, y que aun así tiene dificultades para asimilar la llegada de las distintas etapas de la vida. Cae en el habitual error de intentar que todos participen de su proyecto, en vez de intentar crear un proyecto común. Es muy listo el director, que la muestra siempre como la única rubia, creando incluso una frontera física entre ella y el resto de personajes.
• Ese padre feliz al final de comprenderse a sí mismo en el presente y en el pasado que no es capaz de empatizar con sus hijos ni hace el mínimo esfuerzo por comprenderles a ellos. Incluso en algún momento reclama ser parte de su vida sin el desgaste de lo cotidiano, de lo obligatorio, pensando que presentarse de vez en cuando para dar (hay que reconocerlo) buenos consejos ya le hace a uno un buen padre, que la guinda justifica el pastel entero.
• La niña, con esa eterna actitud de “habla cucurucho que no te escucho”, da la sensación de que sería capaz de instalar un cañón de confeti en un funeral con tal de disfrazar la realidad de felicidad. Llega muy joven a esa conclusión, le funciona y claro, ya no la abandona, en el fondo su actitud se parece a la de su padre, pero sin daños colaterales.
• El niño que crece, y que forzado por los acontecimientos va cogiendo cierta distancia tanto física como emocional pero que va asumiendo que la única forma de felicidad es la cercanía, aunque a veces se fracase. Es el que crece como persona, el resto se mantienen fieles a su filosofía o abandonan, en cambio el progresa, mejora, se hace una persona íntegra, participativa.

Me ha recordado mucho al Antoine Doinel de François Truffaut en mi adorada “los 400 golpes”, el personaje está tratado con el mismo respeto, sin caer en tópicos ni paternalismo.
Dentro de una película relaciona vida y canciones, tanto directamente e incluso con explicaciones de los personajes como usando la separación de un grupo para justificar actuaciones propias. También muestra que nuestro carácter se forma tanto cuando tenemos el viento a favor como cuando lo tenemos en contra, lo que me parece un acierto y una capacidad de autocrítica que hay que trabajar.

Creo que ya he dejado claro que el trabajo del director me ha parecido buenísimo, me gustaría destacar el de los cuatro actores principales:
• Ethan Hawke: El personaje es goloso y ha sabido mostrar la expresión que tienen los afortunados, los que tienen la suerte de que les va bien en la vida pase lo que pase, los que salen fortalecidos de las situaciones dolorosas para poder disfrutar más las gratificantes. Al final uno tiene la impresión de que algo harán bien, no puede ser casualidad tanta suerte tanto tiempo seguido. Es muy descriptiva la escena en la que es capaz de darle la vuelta a una situación en la que convierte una decepción de su hijo por una promesa incumplida en una lección impecable del valor del esfuerzo, soporta la escena con un lenguaje no verbal que te va convenciendo de su razonamiento.
• Patricia Arquette: Notable como casi siempre, le ha tocado un personaje más dramático y eso me hace más parcial a la hora de hacer una valoración, el drama siempre me ha parecido una especie de minusvalía y nunca he sido capaz de juzgar actores que interpretan a minusválidos, siempre me parecen exagerados (insisto, el fallo es mío).
• Lorelei Linklater: Se comenta que varias veces le pidió a su padre que matara el personaje para así poder abandonar el proyecto, hubiese sido una pena, para mi gusto ha interpretado muy bien a esa chica alegre y desenfadada que no va a permitir que nada se interponga en su camino hacia la felicidad, y que además se va a esforzar por contagiar esa actitud. Si la persona es así, enhorabuena, y si es interpretado me parece una gran actriz con un buen futuro.
• Ellar Coltrane: Impresionante, tanto la distancia que muestra en la infancia como el compromiso que va adquiriendo a medida que crece. Espero que tenga una larga carrera con directores de varios estilos para que podamos disfrutar de su talento porque su interpretación y la película me han parecido tan buenas que he tenido que dejar pasar varias semanas para no caer en la euforia.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Probablemente, seguro

Algunas de las suertes que me han tocado en la vida:
• He sido usuario una temporada del metro de Moscú, probablemente el más bonito del mundo
• He disfrutado dos veces en directo a Bob Dylan, probablemente el mejor compositor de canciones del mundo
• Hasta cuatro veces he visto en directo a The Rolling Stones, probablemente el mejor grupo de rock del mundo
• Me ha tocado trabajar en una empresa que en su sector es probablemente la mejor del mundo
• He tenido a Montserrat Caballé cantando a pocos metros de distancia, probablemente la mejor soprano del mundo
• He podido acompañar a mi hijas a eurodisney cuando tenían la edad adecuada, probablemente la experiencia infantil más ilusionante del mundo
• He visto en directo a Paco de Lucía, probablemente el mejor guitarrista del mundo
• Aunque no llegué a hacerlo, he sido requerido para trabajar en New York, probablemente la ciudad profesionalmente más importante del mundo
• Me ha tocado estrenar un modelo de avión en un vuelo largo, probablemente una de las casualidades más difíciles del mundo
• He podido conocer y conversar con mis dos ídolos de juventud, probablemente el sueño de todos los adolescentes del mundo
• He paseado enamorado por París y Venecia, probablemente las ciudades más románticas del mundo

• He conocido al que es seguro el mejor pescador de río del mundo