miércoles, 30 de diciembre de 2015

Un paseo por el bosque ¿por la vida?

A lo largo de su carrera Robert Redford ha participado en varias películas que podríamos calificar como didácticas. Unas veces con más acierto que otras, ha ido buscando la forma de mostrarnos su forma de pensar y de afrontar la vida. “Un paseo por el bosque” es un paso más en la misma dirección, con una intención clara de enseñarnos que nunca es tarde para aprender de cualquier persona, incluso de uno mismo.
Los dos personajes son muy distintos y a la vez complementarios cuando comprenden que siendo buena persona es muy difícil no encontrar lugares comunes para una buena amistad. Es cierto que uno de ellos necesitaba asimilarlo más que el otro, hay un cierto ejercicio de modestia en Redford colocándose en el papel del arrogante, del que cree que el éxito y la sensatez le otorgan cierta superioridad moral. Incluso a su pareja le cuesta creer que se mantenga fiel a esa forma de ser hermética y ordenada, a esos principios que le hacen ir inmediatamente a decirle lo mucho que la quiere cuando se siente atraído por otra mujer; no le importa que le escuche un contestador, había más necesidad de decirlo que de ser escuchado. Termina comprendiendo que unas personas necesitan vencerse a sí mismas y otras simplemente aceptarse, y también valorando el esfuerzo de los que lo consiguen, de los que hacen saber su amistad y también de las grandes disculpas, ya saben, lo admirable no es el origen ni el destino, es el camino que se recorre.

Esperaba una gran película y me he encontrado una pequeña reflexión en voz alta, más que suficiente, hace tiempo que me he dado cuenta que un poco no lo es todo pero es mucho más que nada. Otra persona menos prudente me ha dicho: “é moi pouca cousa, pero ofender non ofende”. A lo mejor está bien definida, pero creo que no le ha prestado toda su atención o no ha sido capaz de conectar con las intenciones de la historia. No pienso hacer un análisis cinematográfico, no creo que buscaran ni la excelencia ni la trascendencia.

Con Paul Newman hubiera sido otra cosa, no por talento ni por enfoque, porque sabemos la historia de esa amistad, porque sabemos que Paul y Robert se admiraban mutuamente, y no solo en su faceta artística.
“He perdido un verdadero amigo, mi vida fue mejor solo por su presencia”, dijo Robert cuando Paul murió, no creo que se pueda decir algo mejor, aunque he de reconocer que incluso en esto Paul era un ejemplo: entrando en un restaurante escuchó como John Wayne, que comía en una de las mesas, con camaradería bramaba: “Hey Newman, ¿cómo va esa revolución?”, a lo que contestó: “¿Cómo la vamos a ganar, Duke, teniéndole enfrente?”. Hasta que leí esta anécdota no sabía que se podía convertir una provocación en una muestra de respeto.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Me va a costar

“Dos hombres y un destino” y “El golpe”: Como en otras ocasiones los títulos no fueron acertadamente traducidos, sobre todo en el primer caso, ¿Qué destino común pueden tener dos hombres? No voy a tratar en esta ocasión ese asunto, ni siquiera voy a hacer un análisis de las películas, esta vez toca hablar de la relación entre los dos actores protagonistas.
Se conocieron con el proyecto “Butch Cassidy & The Sundance Kid”, que arrancó con Steve McQueen en el papel de Butch y Paul Newman en el de Sundance. Los egos sumados a otras razones provocaron que McQueen fuera sustituido por Robert Redford no sin algunas voces en contra que aceptaron cambiando a Newman de personaje, el resto ya es historia. Para el bueno de Paul fue una suerte, comentaba en una entrevista hace años que no es habitual que una persona conozca a su mejor amigo pasados los cuarenta años, y que había sido muy afortunado al coincidir con “ordinary Bob”. Es cierto que también comentaba que mucho cuidado con sus recuerdos de esa época, ya que se había reunido esos mismos días con sus compañeros de la 2ª guerra mundial y no habían sido capaces de ponerse de acuerdo en casi nada de lo que allí había sucedido.
Al terminar una de las lecturas de guión a las que asistían Paul, Robert, Katharine Ross, William Goldman y George Roy Hill, el director le preguntó al guionista si no se sentía feo en esa sala. Yo les admiraba no solo por eso, ya que además de guapos, eran canallas, aventureros, tenían éxito y talento, y, por encima de todo eso, hacían que pareciera que cualquiera podría ser amigo suyo, y no hablo de Butch y Sundance. No soy el único, rodando “El golpe” salieron a la calle juntos cerca de la bolsa de Chicago y se colapsó el tráfico.
Su segunda y última película juntos no defraudó las altas expectativas que había abierto el western, se trata de otra obra maestra, el final está entre mis preferidos, muy parecido al de “Los profesionales”, otra entre mis imprescindibles.
En contra de lo que piensa la mayoría, estuvieron distanciados unos años después de esa época, Redford quería que protagonizaran juntos una historia sobre una pareja de homosexuales que nunca convenció a Paul, algo en lo que Robert creía ver perjuicios, creo que nunca sabremos si lo eran. Aun así y como toda buena amistad que se precie, pasado un tiempo superaron esa diferencia y ya solo la muerte rompió el vínculo, lo que hizo que muchos estuviéramos mucho tiempo esperando un nuevo proyecto juntos. Nunca llegó, hace unos años estuvo muy cerca, Redford descubrió un guión sobre dos viejos que pasean por las montañas y ambos estaban dispuestos a protagonizarlo. Nunca olvidaré la rueda de prensa en la que Robert explicaba que debían abandonar la idea porque a Paul se le olvidaban los diálogos (me hubiera gustado poner aquí el enlace, no lo he encontrado), un Paul que estaba presente, con la piel rosada y la barba blanca, observaba como su amigo explicaba sus limitaciones con admiración, creando una situación solo posible entre dos personas que se quieren de verdad. Marlon Brando dijo una vez que todos los días se masturbaban pensando en el cincuenta millones de mujeres y algún que otro hombre; poseo y he leído varias biografías de Paul Newman, he visto varios documentales sobre su vida y su trabajo y reviso muchas de sus películas cada pocos meses, supongo que según la afirmación de Brando estoy lo más cerca que un hombre heterosexual puede estar a Paul…, y a Sully, y a Butch, y a Luke, y a Gondorff, y a Eddie
Por todo esto me va a costar mucho ver “Un paseo por el bosque”. Confío en Nick Nolte, a pesar de sus habituales excesos interpretativos, seguro que está a la altura, pero para algunos esta película no era solo un nuevo proyecto entre Paul y Robert, que ya no es poco, era la constatación de que esa amistad, tardía y atropellada, había llegado a la vejez, que es a dónde las buenas amistades deben llegar, ¡Leñe! ¡Queríamos ver a nuestros amigos en una aventura otra vez!¡Juntos!¡Y viejos! Si casi sería como salvar a Butch y a Sundance. Todavía no se si el día que me enteré de la muerte de Paul lloré más por el o por esa amistad. En "El río de la vida", y utilizando una historia de Norman Maclean, Redford creo que fue de capaz de contar que, con dos formas de ser completamente distintas, dos personas pueden ser el mejor amigo o hermano que ambos pudieran desear.

Carl Roebuck: “Cuando sea mayor quiero ser como tú”
Sully: “No desesperes, a mí tampoco me salió al principio, aunque no llevas muy buen camino”