viernes, 28 de octubre de 2011

Nunca digas nunca jamás

Ayer leí en la prensa una de las noticias más increíbles que me he encontrado en mucho tiempo; un viejo (cómo me gusta esa palabra) de más de noventa años se fugó de la residencia en la que estaba aprovechando un descuido de sus cuidadores, a los que me imagino con una vista y agilidad increíbles, tan solo para darse un baño en el mar. Se fugó en su silla de ruedas, que dejó en una acera para acercarse andando al agua y dejarse masajear por las olas. Le ha salido perfecto, porque si llega a fracasar en el intento o no nos enteramos o nos lo cuentan como un adiós voluntario a nosotros sus vecinos.

Me gustó mucho porque no pude evitar acordarme del paseo en barco que McMurphy les regala al resto de internos en “alguien voló sobre el nido del cuco”. Eso ya no se lo quita nadie, ni el paseo en barco a los internos (y sobre todo a McMurphy) ni el baño en el mar al protagonista de la noticia.